Se trata de clásicas técnicas de primeros auxilios cotidianas. Esas que hacemos sin pensar mucho porque son enseñanzas que nuestros abuelos le enseñaron a nuestros padres y que llegaron a nosotros sin cuestionamiento.
Sin embargo, muchas de las técnicas más populares que usamos como primeros auxilios, no son siempre las mejores. De hecho, varias de ellas podrían sólo empeorar la lesión.
El diario El País recogió los 13 errores más comunes y acá dejamos los cinco más cotidianos:
1. Tapar una hemorragia nasal
Es uno de los errores más comunes de la infancia. Apenas comienza a sangrar la nariz, lo primero que hacen nuestros padres es ponernos la cabeza para atrás y taponear con un algodón.
“En las hemorragias nasales hay que inclinarse levemente hacia adelante, para que la sangre caiga hacia afuera y no vaya a la vía respiratoria”, señala José Javier Varo, director del Servicio de urgencias de la Clínica Universidad de Navarro al diario español. Y agrega que tampoco hay que taponear los orificios nasales, ya que eso no detiene la hemorragia, sólo el sangrado.
2. Golpear la espalda de un atragantado
Cuando alguien se atraganta, nuestra primera reacción es darle golpes en la espalda. “Es mejor animarla a que tosa más fuerte para que expulse lo atascado”, señala el experto, quien agrega que lo más grave sucede cuando la vía aérea está completamente obstruida.
Cuando la situación es más grave y la persona se lleva las manos al cuello y se pone azul, la clave es darle cinco golpes en la espalda, entre los dos omóplatos. En último caso, habrá que oprimir el estómago con la maniobra de Heimlich.
3. Inducir el vómito a quien ha tomado muchos fármacos
El experto consultado por El País, señala que ni en adultos ni en niños es buena idea forzar el vómito para que salgan los fármacos ingeridos.
La sugerencia es consultar a un especialista. En los hospitales se utiliza carbono activado para evitar que se absorba el medicamento.
4. Soplar el ojo para eliminar un cuerpo extraño
Cuando entra un objeto ajeno al ojo, una pestaña o una pelusa, la reacción inmediata del acompañante es soplar el ojo o tratar de sacar la molestia con un pañuelo.
“No es buena idea, porque podemos provocar erosiones en la córnea”, señala Vara.
La recomendación es lavar el ojo con suero fisiológico o agua para que el líquido arrastre el objeto hasta que salga. Lo mismo se puede lograr con llorar.
5. Sacar un objeto que se quedó incrustado en el cuerpo
Extraer un objeto extraño que se ha clavado en el cuerpo podría sólo empeorar las lesiones.
“Un palo clavado en una pierna, tal vez afecte a una arteria, pero está conteniendo la hemorragia. Por eso, si es un objeto relativamente grande, hay que quitarlo en el quirófano para ir viendo hasta dónde ha llegado”, dice Vara.