Efímeras, superfluas y hermosas.

El comercio de flores cortadas hoy en día es una industria importante en los países tanto desarrollados como en desarrollo, cuyo valor estimado a nivel global es de más de US$100.000 millones al año.

Y es una industria en la que varios países latinoamericanos están conquistando terreno, notablemente Colombia, que es el mayor productor después del líder histórico, Holanda.

Justamente en ese país europeo se encuentra el mercado de flores más grande del planeta.

Se trata de un vasto complejo del tamaño de Mónaco al que llegan billones de flores de todo el mundo y por las que los compradores batallan en lo que se conoce como "el Wall Street de las flores".

Te prometimos cifras...

...así que empecemos con algunas.

El mercado tiene 155km² de superficie en total.

Está dividido en tres enormes mercados: Aalsmeer, Naaldwijk y Rijnsburg.

Aalsmeer cubre 1.000.000 m², lo que lo hace la estructura comercial más grande del planeta en términos de superficie ocupada.

Cada 24 horas recibe alrededor de 30 millones de flores de todo el mundo, que deben ser vendidas en las 4 horas que duran las 7 subastas que empiezan a las 06:00 am.

Hagamos una pausa de un momento para...

...Un poco de historia

El espacio es vasto; parece una ciudad en la que las casas se mueven.

La dueña del complejo es Royal FloraHolland, una cooperativa de cultivadores de flores cuyo lema es "Donde la belleza se encuentra con el comercio".

Se formó hace más de 100 años, a finales del siglo XIX, luego de que campesinos y jardineros holandeses empezaran a cultivar y vender flores para suplementar sus ingresos.

Pronto se les ocurrió la idea de unirse y vender sus flores en un sólo lugar en subastas especiales.

Eso le daba a los compradores una oferta más amplia pero a la vez tenían que competir entre ellos para comprar lo que querían, lo que resultaba en mejores precios para los vendedores.

La industria holandesa de las flores explotó.

En la década de los 20, compradores holandeses empezaron a recorrer las ciudades de toda Europa vendiendo las flores que habían comprado en el mercado.

Los llamaron "Flying Dutchmen" u holandeses voladores, aunque dado que no volaban exactamente, quizás la traducción alternativa, holandeses errantes, se acomoda mejor.

Llegaban a los mercados locales con sus flores... y aún lo siguen haciendo.

Pero no todo sigue igual, por supuesto.

El negocio de las flores está cambiando rápidamente.

Cada vez está más dominado por grandes exportadores que sólo compran a gran escala y venden globalmente.

Y no sólo los compradores han cambiado, también los vendedores.

La rosa

Nuestra historia de amor con las rosas es larga.

Los romanos la consideraban como el símbolo de Venus, la diosa del amor.

Se han lidiado guerras en su nombre y Shakespeare les dedicó sonetos.

Durante décadas, la mayoría de las flores que llegaba al mercado de Holanda había crecido en Europa, cuando las estaciones lo permitían.

Pero a los que nos fascina vivir acompañados de las flores cortadas, las queremos todo el año y por precios más bajos.

Es por ello que cada vez más provienen de lugares en los que el sol rara vez se oculta.

En Colombia, la rosa es la flor más vendida para la exportación pero, a diferencia de otros lugares, las flores exóticas son una porción importante de la oferta.

En Ecuador, en cambio, las rosas son de lejos las líderes y unas 60 variedades se cultivan para la exportación.

Hasta países que nunca las habían cultivado comercialmente se han convertido en líderes en el mercado.

Kenia, por ejemplo, en cuyas plantaciones trabaja gente que jamás había visto una rosa, logró en 30 años llegar a disputarle el tercer lugar entre los mayores productores de flores del mundo a Ecuador.

Los números de la vida

No es que sea fácil cultivarlas pero lo que viene después es complicado: los viajes de miles de kilómetros que tienen que hacer las que esencialmente son criaturas vivas al borde de la muerte.

A la temperatura de los campos de cultivo, de unos 25º centígrados, las flores envejecerán 30 veces más rápido que a la temperatura ideal de almacenamiento, un poco por encima de la congelación.

Pero si las enfrían muy rápido, las matan, así que deben hacerlo en etapas.

A las rosas grandes, en Kenia, las dejan en el cuarto frío durante 24 horas, que es mucho en el ciclo de vida de una rosa, pero es vital adormecerla lenta y gentilmente, para que se despierte cuando la pongas en tu jarrón.

Eso es sólo el principio.

Cada lugar tiene sus métodos para protegerlas, que incluyen darles de tomar antes del viaje, desinfectar sus tallos, separarlas con cartones, usar fungicidas, subir las temperaturas..., de manera que lleguen hermosas a sus destinos.

En el mercado

Apenas llegan al mercado, las flores son llevadas a unos enormes refrigeradores.

Cada variedad necesita ser almacenada a una temperatura particular.

Es a esos refrigeradores adonde van los compradores a verlas, pues apenas tienen una hora para darse una idea de lo que hay y calcular cuánto están dispuestos a pagar.

En sus marcas... listos... ¡ya!

6 a.m.

7 subastas empiezan simultáneamente.

En Rijnsburg se congrega la mayoría de los compradores pequeños.

Los hombres -porque la abrumadora mayoría son hombres- están sentados en filas escalonadas en un salón y frente a ellos desfilan las flores para que las vean.

En pantallas grandes aparece la información que indica la variedad, el cultivador, la calidad, el tamaño, la cantidad de flores a la venta y el lugar de origen.

Y un círculo con una luz que se mueve.

Su recorrido empieza en el precio más alto y a medida que se mueve, va bajando.

Si se detiene es porque alguien apretó el botón que todos tienen en su escritorio.

Lo delicado es que la primera oferta gana, así que si esperas mucho para comprar más barato, otro comprador puede quedarse con tus anheladas flores; si aprietas el botón muy pronto, puedes terminar pagando más de lo necesario.

Y todo ocurre tan rápido que, a menos que seas un experto, es imposible seguir el ritmo.

En un día movido, como el Día de la Madre, se realizan más de 100.000 transacciones en esas 4 horas.

De nuevo: en sus marcas... listos... ¡ya!

11 a.m.

Las subastas cerraron.

Estamos en Aalsmeer y en no más de 2,5 horas todos los compradores tienen que haber recibido sus flores.

La logística es apabullante: muchos de los compradores adquieren pequeñas cantidades de flores distintas, que tienen que ser reunidas para enviarlas juntas.

Montones de empleados pasan zumbando, entrecruzándose, aunque sin chocarse, gracias al entrenamiento que reciben antes de que les permitan trabajar en este área.

Los minutos corren.

Una vez recogidas, las flores deben ser transportadas a un depósito especial, donde están los compradores esperándolas.

Sólo que queda al otro lado del complejo, a casi dos kilómetros de distancia.

Cada momento es crítico, por lo que las montan en el monorraíl eléctrico más rápido del mundo.

Su tendido es de 18 Km., recoge flores de 10 estaciones, tiene 13.000 carritos y una velocidad máxima de 180 metros por minuto.

En un día movido, unos 16 carritos hacen el viaje.

Cuando los compradores las reciben empieza otra carrera contrarreloj para llevarlas a los mercados de Holanda o de cualquier lugar del mundo antes de que se marchiten.

Pero,la del mercado terminó. Hasta que empiece la siguiente, unas pocas horas después.

Mirarlas de otra manera

Las flores liman algunas de las asperezas de la vida y la hacen mucho más agradable para mucha gente.

Pero también mantienen a mucha gente, en muchos lugares del mundo.

Además de Colombia y Ecuador, en Latinoamérica, Costa Rica y México han emergido recientemente como productores y exportadores globales.

La próxima vez que compres o te regalen flores, míralas y recuerda cuánto ingenio, esfuerzo y dedicación tomó hacerte llegar cada pétalo, hoja, tallo y hasta espina.

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