Dentro de un laboratorio cerca de Vancouver, en la provincia canadiense Columbia Británica, suena una alarma. En el centro de la nave industrial se encuentra lo que parece ser el cañón de una nave espacial, de unos cinco metros de largo, festoneado en alambres.

Ninguno de los técnicos del laboratorio se inmuta por el ruido.

La sirena, que avisa a los trabajadores que deben ponerse las orejeras de protección en caso de un fusible fundido, precede a toda prueba "disparo" en el prototipo de reactor de fusión nuclear, y estos ingenieros han realizado más de 50.000 "disparos" en los últimos cinco años.

Esa velocidad -en la actualidad se hacen entre 50 y 100 pruebas al día- no sería posible en un laboratorio público a causa de la burocracia.

Pero esta es una compañía poco conocida llamada General Fusion, financiada por el director ejecutivo de Amazon, Jeff Bezos, y libre de buscar una revolución tecnológica a su propio, vertiginoso ritmo.

General Fusion es sólo una de las empresas privadas de fusión que buscan captar la atención de físicos e inversionistas.

Sin trabas burocráticas, estas compañías respaldadas por capital de riesgo creen que pueden encontrar una vía más rápida y más barata a la fusión que los proyectos patrocinados por el gobierno.

Para muchos de nosotros, la fusión, cuyo advenimiento ha sido pronosticado y pospuesto tantas veces como del fin del mundo, aún está lejos de la realidad.

Muchos consideran que la energía nuclear es el futuro.

Para estos exitosos hombres de negocios es una buena apuesta. ¿Qué saben ellos que nosotros desconocemos?

Burocracia

Para quienes han olvidado la física aprendida en la escuela: fusión es el proceso de quebrar los núcleos atómicos con el fin de combinarlos. En el curso de esta reacción, parte de la masa nuclear se convierte en una gran cantidad de energía.

La fusión es el mecanismo que alimenta el sol, y una reacción de fusión descontrolada (catalizada por una reacción separada, la fisión) produce gran parte de la impresionante potencia de una bomba de hidrógeno.

Si ese poder pudiera ser aprovechado, la fusión sería una fuente de energía casi demasiado buena para ser verdadera. La reacción en sí no requiere de combustibles fósiles y el único subproducto es el inofensivo gas helio.

El problema es que para superar las fuerzas que causan que los núcleos se repelan entre sí se requiere una enorme cantidad de energía, y hasta ahora los científicos no han sido capaces de encontrar una manera de obtener más energía de una reacción de la que aportan a ella.

Pero hay avances.

Iter, un enorme reactor de fusión financiado internacionalmente que se construye actualmente en el sur de Francia, cuando esté terminado va a producir teóricamente 10 veces más energía de la que necesita para funcionar.

Un "cañón" gigante alimenta el reactor en General Fusion.

Sin embargo, incluso sus defensores se quejan de la burocracia entre las siete entidades que lo patrocinan; Iter ha sobrepasado su presupuesto en miles de millones y tiene años de retraso.

Los primeros reactores experimentales no se esperan hasta por lo menos el 2025.

¿El dinero o la gloria?

El enfoque de las empresas privadas prioriza la sencillez en la ingeniería sobre la certeza científica.

Con el alto riesgo viene el potencial de una gran recompensa: un diseño económico y gradual para un reactor de fusión es el tipo de idea revolucionaria que podría reportarle mucho dinero a un inversionista y, quizás algo más valioso, un legado perdurable.

Si Bezos busca dinero o gloria no está claro. La página web minimalista de General Fusion no ofrece un número de teléfono y nuestros correos electrónicos solicitando comentarios para este artículo quedaron sin respuesta.

"Mi sensación es que él ve la oportunidad para que la iniciativa empresarial resuelva algunos de estos grandes problemas", dijo, sin embargo, Michael Delage, vicepresidente de tecnología y estrategia corporativa de General Fusion.

"Al mismo tiempo, creo que se da cuenta de que puede ser difícil encontrar inversionistas debido a la magnitud de los desafíos; y aun así piensa que deben ser apoyados, ya que pueden tener un gran impacto".

Fusión de objetivo magnetizado

El concepto que está atrayendo a los inversionistas no es original.

Fue un físico en medio de una crisis de mediana edad quien desempolvó viejos diseños y se percató de cómo la tecnología moderna podría hacerlos más relevantes.

Bezos tiene una participación importante en General Fusion.

Corría el año 2001, y Michel Laberge, fundador de General Fusion y científico en jefe, había dejado recientemente su trabajo cada vez más aburrido en la empresa de impresión láser Creo, a fin de asumir retos mayores.

"Yo sabía que teníamos algunos problemas con la energía en este planeta, y sabía que la fusión sería la solución", recuerda Laberge, un nativo de Quebec que no aprendió inglés hasta que tuvo 25 años y lo habla con un fuerte acento. "Por lo tanto, en mi cumpleaños 40, renuncié a mi trabajo y decidí dedicarme a la fusión".

En Creo, Laberge había aprendido a aplicar sus conocimientos -tiene un doctorado en física del plasma- para el desarrollo de productos en el mundo real.

Laberge sabía que había un montón de enfoques alternativos para lograr la fusión, pero "tenían muy poco apoyo", explica, debido a que los métodos convencionales "se fueron tragando la mayor parte de los recursos".

El enfoque que decidió aplicar, llamado "fusión de objetivo magnetizado", era una de esas alternativas.

Funciona así:

  • En primer lugar, los campos magnéticos se utilizan para confinar un plasma supercaliente de isótopos deuterio y tritio volátiles.

 

  • A continuación se inyecta este plasma en una esfera, que está contenida brevemente en un vórtice de metal líquido.

 

  • Luego los pistones que convergen hacia el centro de la esfera golpean simultáneamente un yunque en el extremo de su cilindro, enviando una onda de choque en el plasma.

 

  • Esta ráfaga de energía hace que el plasma se comprima y que el combustible de deuterio y tritio se encienda para producir, en teoría, una tremenda explosión de energía.

"El inversionista se aburre"

Manteniéndose a sí mismo y su familia con el producto de la venta de acciones de su antigua empresa, Laberge pasó el siguiente par de años desarrollando el concepto.

Hoy General Fusion cuenta con unos 65 empleados y ocupa dos edificios cerca del lago Burnaby.

Un trabajador dentro de un sistema de calentamiento de plasma, en una máquina utilizada en un programa gubernamental de fusión nuclear.

Conduciéndome a un espacio de techo alto con piso de cemento detrás de las oficinas de la empresa, Laberge, ahora con 54 años de edad, me presenta el prototipo de reactor de General Fusion, una esfera puntiaguda de unos cuatro metros de diámetro, que se parece mucho a una mina naval gigante.

Muy cerca se encuentran los "cañones de la nave espacial", que inyectan plasma en la esfera. Los alambres que sobresalen trasmiten grandes cantidades de datos a los ordenadores en un local encima, para su análisis.

Más de una década después de su fundación, la compañía sigue trabajando para despejar obstáculos del proceso inicial de la fusión, como el mantenimiento del plasma a una temperatura lo suficientemente alta durante suficiente período de tiempo para que la fusión ocurra.

Al final, el éxito de General Fusion puede depender no de si puede mantener su plasma caliente, sino de si es capaz de mantener el interés de sus inversionistas.

En un período de tiempo lo suficientemente largo, y con un presupuesto lo suficientemente grande, Laberge le da a su empresa una probabilidad del 90% de éxito.

Pero la paciencia de los capitalistas de riesgo es limitada.

"Con el tiempo, el inversionista se aburre", admite.

Tri Alfa Energy

Alrededor de 2000km al sur de la sede de General Fusion, encontrarás otra empresa a la vanguardia de la fusión con respaldo de capital de riesgo…o, más bien, probablemente no la hallarás.

Empleados de General Fusion hacen una de centenares de pruebas.

Tri Alfa Energy, con sede en el Condado de Orange, California, ha permanecido en secreto desde que fue fundada en 1998: hasta el año pasado, no tenía ninguna dirección pública y no hay información de contacto disponible, ni siquiera un sitio web.

Dos de los científicos de la compañía no respondieron a pedidos de declaraciones para este reportaje.

Esa discreción no ha impedido a los inversionistas notar su existencia: los partidarios del Tri Alpha incluyen a Paul Allen; la firma de capital de riesgo de la familia Rockefeller, Venrock; y el brazo de la inversión en nanotecnología del gobierno ruso, RUSNANO.

No está claro por qué el secreto alrededor de Tri Alfa, pero en los últimos años ha sido menos cautelosa.

Además de establecer una presencia en la web, sus investigadores han empezado a hablar sobre su trabajo públicamente, delineando una imagen del enfoque que la empresa ha adoptado.

Tri Alfa ha apostado por un diseño de reactor llamado "configuración de campo invertido". Este tipo de dispositivo tiene más en común con el reactor de estilo tokamak de Iter que la máquina de General Fusion: usa su confinamiento magnético y calor, en lugar de la compresión, para la inducir la fusión, y produce energía de forma continua, en lugar de por ráfagas.

Miles de veces más difícil que Amazon

La ventaja de una configuración de campo invertido sobre un tokamak es que su ingeniería es mucho más simple. Pero desde una perspectiva física es una tecnología mucho menos desarrollada.

Los brazos del reactor de General Fusion recuerdan a una mina explosiva gigante.

Para complicar las cosas, Tri Alfa busca utilizar un combustible formado por el isótopo boro-11 y un protón, en lugar de la mezcla más básica de deuterio y tritio.

Este combustible podría producir menos radiactividad que el de deuterio y tritio,pero exigiría temperaturas mucho más altas, y los expertos tienen dudas sobre su viabilidad.

A pesar de los obstáculos que enfrenta su concepto, Tri Alfa ha tenido un éxito rotundo atrayendo capital.

El capitalista de riesgo Maurice Gunderson, especializado en el sector energético, le dio una ojeada al plan de negocios de la compañía cuando estaba empezando, y aunque él considera cualquier esfuerzo en aras de lograr la fusión como una posibilidad remota, la propuesta del Tri Alfa le pareció creíble.

Gunderson elogia a Allen y Bezos por su "coraje como inversionistas".

"Esas personas están haciendo una apuesta valiente con una parte de su fortuna, y realmente los respeto por eso", dice.

Pero cuando se trata de la fusión, miles de millones y éxitos comerciales pueden no ser suficientes para superar los obstáculos.

"Estos son personas extraordinariamente exitosas. Es decir, mira a Amazon", señala Gunderson. "Sin embargo, la fusión es –por decir un número- 1.000 veces más difícil, 10.000 veces más difícil que Amazon".

Pero el solo hecho de que las empresas privadas y el capital estén entrando en el campo es un avance prometedor para la fusión.

Carta imprevista

Esto significa que la tecnología finalmente ha avanzado hasta el punto de tangibilidad.

El plasma dentro de un reactor tokamak debe contenerse.

Es también un signo de que la demanda de esta fuente de energía abundante no contaminante puede estar creciendo en la medida en que la amenaza del cambio climático sea cada vez más palpable.

De vuelta a la sede de General Fusion, Laberge dice que estuvo motivado a asumir la fusión, en parte, debido a su preocupación por el calentamiento global.

"Está empezando a ser un poco alarmante", observa con sequedad, entrecerrando los ojos mientras mira por la ventana en un día inusualmente soleado en Vancouver.

Uno se pregunta: ¿se cumplirá la promesa de alcanzar la energía de fusión a tiempo para salvar a la Tierra de la contaminación y del aumento del nivel del mar?

En esta carrera de alto riesgo, los megaproyectos del gobierno pueden ser la mejor opción en el mundo.

Pero los magnates tecnología son la carta imprevista que, sin duda, se necesita desesperadamente.

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