Hay distintas historias de amor, pero esta, de seguro es una de las más recordadas en el país.

Todo comenzó cuando Felipe Figueroa iba en el Metro de Santiago en dirección a la estación Tobalaba, cuando se dio cuenta que una colorina se encontraba leyendo el mismo libro que él: “Ampliación del campo de batalla”.

En ese minuto, el -en ese momento- licenciado en derecho miró a la joven y le hizo un gesto para que ella se diera cuenta que estaban disfrutando del mismo texto. Sin embargo, y ante la expectación de distintas personas que fueron testigos del divertido momento, los protagonistas de esta historia no alcanzaron a cruzar palabras.

Figueroa se bajó del metro para hacer combinación hacia la casa de sus padres y las puertas, lamentablemente, se cerraron, mientras él seguía manteniendo el libro en alto para que la chica colorina lo viera.

No conforme con no volver a ver a la llamativa joven, Felipe pensó en la “teoría de los seis grados de separación”.

“La teoría es que uno está a seis personas de cualquier otra persona del mundo. Eso significa que yo conozco a alguien que conoce a alguien que conoce a Barack Obama. Lo que eso significa, y lo que encuentro interesante de esta teoría, es que uno está a seis grados de separación de la persona más increíble del mundo o del psicópata más terrible del mundo”, señaló el abogado en Relato Nacional.

Ahí partió la intensa búsqueda que estaba destinada a ser una aventura romántica memorable.

“Llegué a mi casa, tiré mi mochila, me metí al computador y empecé a postear esto en todos lados, pidiéndole ayuda a todos mis amigos en Facebook y en Twitter a todo el mundo. Yo no sabía mucho cómo funcionaba Twitter, y le pedí ayuda a una amiga que me recomendó que hiciera un hashtag para que se masificara”, contó Figueroa a Galio.cl.

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#Buscoapelirroja se convirtió en trending topic rápidamente y la historia se viralizó en las redes sociales, donde la gente se conmovió y comenzó a compartir la publicación del desconocido rubio que había quedado flechado.

Lo que jamás se imaginó, es que los medios también se interesarían de esta divertida e inusual locura. Luego de unos días, una de sus amigas le ofreció que su historia saliera en Las Últimas Noticias para poder lograr, efectivamente, llegar a la pelirroja más buscada del país. Después de una llamada telefónica y haber respondido un par de preguntas de un periodista, al otro día Felipe ya era portada del diario.

Como era de esperar, la psicóloga de 24 años se enteró que había inspirado una incansable búsqueda por parte del joven que había visto en el metro, con quien seguramente, compartían el gusto por los libros y otras cosas más. No se equivocó.

“En la noche cuando llegué a mi departamento estaban mis papás de visita en Santiago (viven en el sur) y mi mamá, que desde que yo tenía el pelo rojo me leía noticias sobre colorinas, me dice ‘Oye Eli, hay un tipo que está buscando a una colorina’ y me leyó la publicación. De hecho me la sé de memoria: “#buscoapelirroja leía el mismo libro que yo en el metro, la saludé y las puertas se cerraron, ayúdenme a encontrarla”. Yo no lo podía creer. Le dije que esa era yo”, manifestó al medio anteriomente aludido.

Elisa Calcagni comenzó a averiguar sobre Felipe en las redes sociales y por fin dio con su cuenta de Facebook. Lo que no sabía era cómo sería el inicio de su intercambio de palabras.

“Me di cuenta de que en Facebook teníamos como 12 amigos en común, y era gente confiable. No restaurantes ni peluquerías, sino seres humanos, entre ellos algunos buenos amigos, incluso un primo. Entonces yo dije ya, no es un psicópata, y me puse a pensar en escribirle algo, pero era difícil elegir qué decir… Pensé en alguna frase del libro, pero era mala idea porque en general es una historia bien nihilista, que odia el amor. Al final me decidí y le mandé un mensaje por interno que decía solamente ‘Hola, soy yo’”.

Luego de eso, los jóvenes se reunieron un día jueves a las afueras del metro Universidad Católica. Calcagni le tomó el hombro a Figueroa y comenzó una larga conversación que se extendió por horas.

“Me acuerdo de haberla mirado y pensar qué bacán esta mina. Es un poco nerd como yo. Es realmente linda, pero no se cree el cuento, al revés es muy cercana, y me apaña. Puedo ser yo mismo. Así tuvimos muchas conversaciones bacanes, me hacía unas preguntas increíbles, que nunca nadie me había hecho y yo pensaba ¿Cómo supiste que esto era de lo que yo quería hablar desde siempre? La fui a dejar a su departamento. Íbamos cantando una canción de Sui Géneris. Desde ahí no nos separamos más”, relató Felipe.

Luego de cuatro años, esta pareja de enamorados decidió contraer matrimonio y unir sus vidas para siempre, en una íntima ceremonia que incluyó en las mesas los nombres de las estaciones del Metro de Santiago. 

Aunque ahora están viviendo en la ciudad de Cambrige, Inglaterra, esta pareja ha dejado una importante huella en Chile y la ilusión de que el amor se puede encontrar en cualquier vagón. 

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