Cuando Lucy fue rescatada de una granja de cachorros hace cinco años, estaba sufriendo.
Sus caderas se habían fusionado, tenía una espina curva, pelones y epilepsia después de años de maltrato.
Esta Cavalier King Charles Spaniel, de cinco años, había sido mantenida encerrada en una jaula gran parte de su vida y ya no podía tener cachorros.
Lucy fue rescatada y reubicada en un hogar familiar por Lisa Garner, y su historia motivó una campaña y un cambio en las leyes británicas.
Así es como el gobierno anunció que prohibirá la venta de perros y gatos de menos de seis meses de vida para evitar su explotación y maltrato. La medida fue anunciada por el Ministerio británico de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (Defra) justo en Navidad, la época del año en que más cachorros son venidos en las tiendas de mascotas.
La prohibición ya se había bautizado popularmente como la "Ley de Lucy".
"Debido a su condición física, quedó claro que ella había estado sujeta a condiciones espantosas", dijo Lisa Garner en una entrevista con Mirror cuando hacía campaña en favor de la prohibición.
"Sin embargo, con mucha paciencia, Lucy continuó disfrutando de una vida plena, aunque demasiado corta, llena de felicidad".
Lucy alcanzó a vivir tres años en un ambiente en que se le brindó amor antes de morir en 2016.
Su caso alentó a Lisa a comenzar una campaña para prevenir el maltrato de los perros desde la cría.
"Su cuerpo estaba con fracturas cuando fue rescatada a los cinco años", dijo a la BBC 5 Live el veterinario Marc Abraham, quien también ayudó a lanzar la campaña.
"Ella tuvo tres años en libertad, siendo mimada y teniendo una vida normal como mascota.
"Lanzamos la campaña un año después de su fallecimiento como un homenaje a ella y a todos los perros de cría que no están a la vista del público".
Perros como Lucy a menudo son criados para producir camadas de cachorros, que luego son arrancadas a sus madres a las cuatro o cinco semanas de edad, según Marc.
La decisión del gobierno es un triunfo para Lisa y Marc y ha sido bien recibida por organizaciones benéficas de bienestar animal.
Vendedores inescrupulosos
Pero la historia de Lucy no es infrecuente.
En 2015, una familia en Sussex fue engañada por alguien que vendía lo que creían que era un cachorro de nueve semanas en un sitio web.
Gastaron 470 libras (casi 600 mil pesos chilenos) en Max, un "Cavapoo" (Cavalier King Charles mezclado con un poodle), pero resultó ser una mezcla completamente diferente.
"Estábamos muy emocionados de tenerlo en casa, pero solo 17 horas después de su llegada, todo se puso mal", dijo Rebecca Reed.
Max no comía, pero estaba bebiendo constantemente y Rebecca recibió una llamada al trabajo cuando el perro enfermó gravemente.
"Era como una manta mojada en el piso. Ni siquiera podía levantar la cabeza, estaba tan débil. Fue desgarrador", dijo Rebecca.
Un veterinario diagnosticó a Max con megaesófago, una condición en la que los perros no pueden llevar comida a su estómago.
Rebecca intentó ponerse en contacto con el vendedor para averiguar si algún otro cachorro tenía la condición, pero sus llamadas fueron ignoradas.
Tuvo que cambiar sus horas de trabajo para alimentar a Max con alimentos licuados y su esposo le construyó una silla especial para ayudarlo a digerir lo que había comido.
La familia gastó 5.000 libras (más de 6 millones de pesos chilenos) en tratamientos veterinarios por comprar a un vendedor que -según se quejan- mintió acerca de la edad, la salud y el historial de vacunación del cachorro.
"Creemos que todos los cachorros y gatitos deben nacer y criarse en un ambiente adecuado, con su madre, y deben venderse directamente desde su lugar de nacimiento", dijo la experta en bienestar animal de RSPCA, Lisa Hens a BBC Newsbeat.
"Esperamos que esto ofrezca una mejor protección a los cachorros y a sus padres y reduzca el número de familias engañadas por los comerciantes deshonestos en esta industria ilegal de varios millones de libras".