La tarde del domingo Kourtney Kardashian y Travis Barker, dijeron 'sí, acepto' por tercera vez en los últimos meses, tras casarse en una nueva y lujosa ceremonia en Italia.
La mediática familia se tomó dos días consecutivos para festejar en la localidad costera de Portofino, sin embargo, la boda tuvo lugar en Villa Olivetta, una casa en la idílica finca de Domenico Dolce y Stefano Gabbana.
Al evento asistió casi toda la familia Kardashian: las hermanas Kim, Khloe, Kendall, Kylie, los niños Mason, Penelope y Reign, así como la madre Kris. Los hijos mayores de Kim y Kylie, North y Stormi, respectivamente, también hicieron el viaje, al igual que el hijo de Barker, Landon, su hija Alabama y su hijastra Atiana De La Hoya.
Si bien todo fue lujo, algo que llamó la atención fue el mini vestido de la novia, diseñado por Dolce & Gabbana, con corsé blanco que estaba cubierto con delicados detalles de encaje floral, según consignó Vogue.
Único en su tipo, la prenda estaba inspirada en la lencería italiana de los años 60, todo ello acompañado de un amplio velo bordado con un diseño de la Virgen María y las palabras "Family Loyalty Respect" (Familia Lealtad Respeto) debajo.
Después de la ceremonia, se cambió a una versión más corta del tocado detallado para la recepción.
Pero en el vestido de Kourt también estaba presente Travis Barker. Como notaron los fanáticos y fanáticas de la moda, los bordados a mano del belo de Kourtney combinaban perfectamente con los tatuajes característicos que Travis luce sobre su cabeza.
Travis, de 46 años, habló previamente sobre sus numerosas piezas de tinta, incluida la Virgen María en su cráneo, explicando por qué tantas de ellas tienen un tema religioso.
"Me tatué la Virgen María en cabeza cuando tenía 18, 19 años y fui criado como católico", le dijo a Vice en 2015. "Definitivamente rezo, creo en Dios. Definitivamente creo que fui bendecido", expresó.