Andrew Noyes se mudó hace un mes junto a su esposo a su nueva casa en San Francisco, Estados Unidos, sin pensar que la tendría que compartir con una numerosa colonia de abejas.
Noyes contó a Insider que un poco después de mudarse en septiembre, él y su esposo comenzaron a encontrar cadáveres de abajeas y también veían algunas revoloteando en distintas habitaciones.
"También descubrimos sustancial actividad de abejas en el exterior de la casa en un punto cerca de una cañería en el techo", explicó. Luego de eso comenzaron a sentir ruidos en el techo.
Noyes decidió llamar a un apicultor ante la sospecha de tener una colmena en su techo. Tras usar un dispositivo para obtener imágenes térmicas, la sospecha pasó a ser un hecho: tenían una colonia de abejas viviendo junto a ellos.
Tras abrir el techo, encontraron con una colmena gigante y el apicultor le aseguró al matrimonio que abejas ladronas de otras colmenas estaban robando la miel que sobraba.
Finalmente usó una aspiradora especial para poder trasladar a las abejas sin causarles daño.
"Estamos en un barrio con mucha naturaleza, que amamos", dijo Noyes. "Pero preferimos que la naturaleza permanezca fuera de la casa", afirmó.