El 21 de junio comienza oficialmente el invierno en Chile, temporada asociada a las bajas temperaturas y al aumento de las enfermedades respiratorias.
El frío en esta estación motiva el consumo de comidas más calientes, fenómeno que muchas veces se asocia a antojos, pero que también responde a razones más fisiológicas, tal como indica Consuelo Burgos, nutricionista del área de asistencia técnica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile.
“Generalmente, en esta época del año bajan las temperaturas y la exposición a la luz del sol es menor, por lo tanto, también pueden verse influidas los niveles asociados al estado de ánimo. Buscamos el confort desde el punto de vista de la alimentación. Por ejemplo, la fritura o dulces como el chocolate tienen una sensación mucho más reconfortante para el organismo” señala Burgos.
Sin embargo, estos antojos pueden resultar perjudiciales para la salud, y la mayoría de las personas sube de peso durante esta estación. Así lo señala la profesora del INTA Carmen Gloria González, quien enfatiza la importancia de que las personas tengan cuidado con el consumo excesivo de alimentos hipercalóricos, como es el caso de los calzones rotos, las sopaipillas o el chocolate.
"Cuando se siente frío, uno cree que necesita ese tipo de alimentos, pero lamentablemente tienen un elevado contenido de calorías, de grasas y de otros nutrientes críticos que muchas veces nos llevan a ganar peso en esta época”, expresa.
Frente a ello, tanto la profesora Burgos como la profesora González recomiendan mantener dietas equilibradas, pero haciendo énfasis en los alimentos calientes y las legumbres.
En esa línea, rescatan distintos alimentos de la cocina chilena. “Esta época es ideal para poder comer todos los platos, como las legumbres. La época de invierno es ideal para comer los guisos tradicionales de la cultura chilena, como los porotos con riendas, las lentejas con arroz, todos esos platos que son típicos de nuestra cultura son ideales para esta época”, plantea Carmen Gloria González.
Sin embargo, sobre la preparación de estas comidas, la profesora Burgos advierte que en muchos casos se suele agregar embutidos como longanizas o grasas a estas preparaciones, como es el caso de las pantrucas, práctica que desaconseja.
“Si uno revisa las recetas, hay algunas que incorporan ciertas grasas de origen animal para su elaboración, bajo ese concepto no se recomiendan. Pero, si se hacen a base de harinas y preferimos harinas integrales, huevo y agua es muy parecida a la preparación que tiene un fideo, entonces se pueden recomendar y podrían estar dentro de un menú semanal, pero no en un consumo habitual”, explica la nutricionista.
Mitos sobre la nutrición en invierno
Una de las creencias más comunes durante esta estación es la necesidad de ingerir mayores porciones de comida, entendiendo que el frío genera una mayor necesidad de acumular grasas. Esta creencia posee algo de cierto, pero está dirigida principalmente para personas que residen en zonas polares, afirma Paola Cáceres, subdirectora de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Chile, quien enfatiza que la realidad chilena no se ajusta a ese tipo de alimentación.
“Siempre tenemos que tener una alimentación saludable, independiente de la estación del año en la que estemos. Obviamente, podemos privilegiar alimentos quizás más calientes por la sensación de confort que nos van a entregar. Pero no es necesario tener una dieta hipercalórica en este tiempo”, explica Cáceres. Algo que complementa Carmen Gloria González, quien destaca que más de un 75% de personas en Chile están con exceso de peso. “Las reservas de grasa en nuestra población son más que suficientes y no necesitamos más grasa para poder cuidarnos del invierno”, sostiene la académica.
Otra creencia que surge en esta época es la necesidad de aumentar nuestro consumo de Vitamina C, una vitamina asociada a la prevención de resfríos. Si bien esta se encuentra presente principalmente en cítricos como las naranjas, clementinas, entre otras frutas, muchos prefieren complementarlo con el consumo de suplementos de Vitamina C, Una práctica que Cáceres recomienda solo si se posee una comprobada deficiencia de dicha Vitamina.
“Si nosotros estamos consumiendo las raciones de frutas y vegetales que necesitamos y no tenemos deficiencia, tomar ese suplemento en el fondo no sirve de nada. Va a ser como botar ese el dinero que gastamos, porque además la vitamina C es una vitamina hidrosoluble, que cuando nosotros tenemos en exceso la eliminamos por la orina”, sostiene la profesora Cáceres. En este sentido, recomienda otros alimentos que contienen alta cantidad de vitamina C, como es el caso, por ejemplo, del pimentón. “Cocinar con más hierbas aromáticas también es una alta fuente de vitamina C, como el perejil, o aliñar también, porque si bien no son nutrientes, igual influyen en el sistema inmune”, recomienda la especialista.