La mañana del 20 de agosto de 2018, el primer día de regreso a la escuela después de las vacaciones de verano, fue quizás una de las últimas veces en las que, Greta Thunberg, de entonces 15 años, todavía pudo disfrutar de una verdadera vida privada. Esa mañana se sentó por primera vez ante el Parlamento sueco en Estocolmo. Una figura solitaria con un pedazo de cartón con las palabras "Skolstrejk för klimatet" (huelga escolar por el clima) pintadas a mano.

No fue a la escuela durante tres semanas hasta las elecciones parlamentarias suecas. A partir de entonces, comenzó a hacer huelga los viernes, abogando por boicotear las clases durante el tiempo que le tomara al gobierno sueco cumplir con el Acuerdos sobre el Clima de París. A esto lo llamó "Viernes para el futuro" en su cuenta de Twitter.

El primer viernes ya no estaba sola fuera del Parlamento: la acompañaban de más de 30 personas. No pasó mucho tiempo antes de que el movimiento se extendiera a otras ciudades suecas y cruzara las fronteras hacia otros países como Alemania, Bélgica y el Reino Unido. A mediados de marzo de este año, #fridaysforfuture se había convertido en un movimiento global con huelgas en todos los continentes.

De hecho, el interés por asuntos ambientales ha ido en aumento en los últimos años en países industrializados; prueba de ello son algunos movimientos como el "plogging" (salir a correr o hacer ejercicio con una bolsa mientras se recoge basura para tirarla en su lugar), el veganismo y el "desperdicio cero". Pero la huelga de Greta Thunberg en las escuelas públicas pareció dar en el punto exacto para convocar a un gran número de jóvenes a salir a las calles.

Discurso de alto vuelo

En solo tres meses, la iniciadora de las protestas climáticas se había vuelto tan conocida que en diciembre pronunció un discurso en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima en Katowice, Polonia. La estudiante le dijo a los adultos ahí presentes, y al resto del mundo, que no eran "lo suficientemente maduros" para decir la verdad.

"Nuestra biosfera", dijo, "está siendo sacrificada para que los ricos de países como el mío puedan vivir con lujo. El sufrimiento de muchos paga los lujos de pocos". Pocas semanas después asistió al Foro Económico Mundial de Davos, donde habló frente a una audiencia con algunos de los personajes más ricos y poderosos del mundo.

"Quiero que entres en pánico, quiero que sientas el miedo que siento todos los días. Y luego quiero que actúes, quiero que actúes como si estuvieras en una crisis. Quiero que actúes como si la casa estuviera en llamas, porque lo está".

Más tarde habló ante el Parlamento de la Unión Europea en Estrasburgo, la Asamblea Nacional Francesa en París y la Cámara de los Comunes en Londres. Una y otra vez impresionó a su audiencia con la urgencia de tomar en serio las predicciones científicas, y de hacer algo para detener el calentamiento global si no se quieren enfrentar las drásticas consecuencias.

No son palabras vacías

Las reuniones con líderes mundiales como el Secretario General de la ONU, António Guterres, el Papa Francisco, el ex Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, o el actor Arnold Schwarzenegger no parecen perturbar a Greta, ella simplemente sigue transmitiendo su mensaje.

Con solo 16 años ya ha ganado varios premios: ha sido reconocida como la mujer sueca del año y ha sido nominada al Premio Nobel de la Paz. La revista Time la incluyó en su lista de personas más influyentes de 2019.

Y como iniciadora de lo que se ha convertido en un movimiento global de protesta, Greta Thunberg ha tenido el éxito que científicos y conferencias sobre cambio climático no han logrado. Desde hace meses, el tema de la protección del medio ambiente ya ocupa un lugar prioritario en la agenda pública, desde donde ejerce presión a los políticos. Los partidos ecologistas lograron avances considerables en las elecciones europeas de finales de mayo.

Voces en contra

No todas las reacciones que genera Greta son positivas: Internet se ha convertido en una plataforma para sus detractores, en particular, para populistas de extrema derecha que rechazan el cambio climático. Pero también ha recibido críticas de otros sectores. En Alemania, políticos como Paul Ziemiak, Secretario General del Partido Demócrata Cristiano (CDU) de Angela Merkel, y Christian Lindner, líder del Partido Democrático Libre (FDP) han criticado públicamente el mensaje de Greta.

El hecho de que la joven activista tenga síndrome de Asperger también ha sido un tema de conversación, y no siempre positivo. Al respecto hay quienes le llaman una víctima ingenua del "los verdes".

En entrevista con la emisora pública alemana ARD, Greta dijo que le entristece ese odio, pero agregó que "esos comentarios son señal de que lo que está haciendo el movimiento está teniendo un impacto, y que se sienten amenazados por ello". Así que creo que es una señal positiva".

Por el Atlántico sin emisiones

Ahora Greta se embarcó en el "Malizia II", el yate que la llevará a Nueva York, donde participará en la cumbre climática de la ONU en septiembre, antes de viajar a la conferencia climática de la ONU en Chile a finales de año.

El Malizia utiliza paneles solares y turbinas submarinas para generar electricidad a bordo, y se le ofreció cruzar el Atlántico con la tripulación. El yate está dirigido por el alemán Boris Herrmann y Pierre Casiraghi, hijo de la princesa Carolina de Mónaco. El padre de Greta y un cineasta también estarán a bordo durante las dos semanas de viaje. Es un viaje inusual, aunque simbólico, y una clara muestra de la tenacidad de Greta Thunberg.

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