Marcas de arañazos en sofás y armarios o jirones en sus alfombras favoritas: las afiladas garras de sus mascotas tienen lo necesario para frustrar permanentemente a muchos dueños de gatos. En un nuevo estudio, un equipo de investigadores ha estudiado los factores que fomentan los arañazos indeseados y qué se puede hacer al respecto.
En el estudio presentado en la revista especializada Frontiers in Veterinary Science, los investigadores llegaron a la conclusión de que la personalidad, el comportamiento lúdico, la actividad nocturna, la falta de rutinas y, por último, pero no por ello menos importante, los niños de la casa influyen en el comportamiento arañador de los amigos de cuatro patas.
El nivel de estrés es especialmente importante en este caso, ya que un gato estresado es más propenso a arañar que uno relajado.
El lugar adecuado para el rascador para gatos
No es sorprendente que los rascadores para gatos reduzcan el riesgo de arañar involuntariamente los muebles. Sin embargo, los investigadores también descubrieron que el lugar en el que se colocan estos postes puede marcar la diferencia. Los lugares más sensatos de la casa son aquellos por los que el gato pasa regularmente en sus rondas territoriales. Por tanto, un lugar prominente en el salón o cerca de su lugar favorito para dormir podría ser más adecuado que un rincón escondido.
"Proporcionar refugios seguros, zonas de observación elevadas y muchas oportunidades de jugar también puede ayudar a reducir el estrés y animar al gato a realizar actividades más constructivas", afirma la autora principal, Yasemin Salgirli Demirbas, de la Universidad de Ankara.
Más vale jugar que desahogarse
Los investigadores subrayan la importancia del juego para los gatos domésticos como sustituto de la caza y para satisfacer su curiosidad. Sin embargo, el juego especialmente intenso –sobre todo por la noche– también puede causar más estrés. Y arañar los muebles podría ser una consecuencia. Lo mismo se aplica si no hay demasiado juego, sino demasiado poco. Si el gato apenas tiene oportunidades de desahogarse, esto puede provocar frustración y arañazos.
Por ello, los expertos sugieren que los propietarios de gatos intenten establecer rutinas para sus mascotas en cuanto a cuándo juegan con ellos. La duración de las sesiones de juego también es importante: si son demasiado largas, podrían incluso aumentar los niveles de estrés debido a la estimulación constante.
"Las sesiones de juego interactivas, breves y regulares, y una selección adecuada de juguetes pueden reducir el estrés y, por tanto, el comportamiento indeseado de arañar", afirma el estudio.
A ser posible, estas sesiones deben parecer escenas de caza con éxito para los gatos.
No se puede influir en todo
Sin embargo, los investigadores también descubrieron que la frecuencia con la que un gato araña depende en gran medida de su personalidad, algo sobre lo que, por supuesto, es difícil influir.
Si un gato es muy juguetón o tiene tendencia a ser destructivo, es muy probable que también se desquite con los muebles. Incluso si en el hogar viven niños, es de suponer que esto aumenta el nivel de estrés y, por tanto, el riesgo de arañazos.
"Comprender las motivaciones emocionales subyacentes al comportamiento de arañar, como la frustración, que parecen estar vinculadas a rasgos de personalidad y factores ambientales, permite a los cuidadores abordar estos problemas directamente", afirma Demirbas.
Aunque los investigadores tuvieron que basarse en datos autodeclarados –en el estudio se preguntó a 1.200 propietarios de gatos en Francia sobre sus gatos y su comportamiento indeseado de arañar–, que son propensos a la subjetividad, han obtenido información única sobre la conducta de arañar de los gatos.
El propósito de este estudio, así como de investigaciones posteriores, es crear métodos más efectivos para manejar estas conductas y, finalmente, fortalecer la relación y el entendimiento entre los gatos y quienes los cuidan.