Terminado su primer show en Chile, en el año 2008, el líder de Black Rebel Motorcycle Club, Robert Levon Been, salió del Teatro Caupolicán donde aún quedaban algunos fanáticos. Con guitarra en mano, se subió al techo de un auto y comenzó a interpretar “Sympathetic noose” en plena calle San Diego. El auto abollado, los fans felices y esa imagen en el recuerdo del circuito nacional de conciertos. Por eso, tras cada regreso a nuestro país, la banda de California ofrece un espectáculo único. Y esta vez no fue la excepción.

Por primera vez, la baterista Leah Shapiro, el guitarrista Peter Hayes y el propio Levon Been, aparecieron sobre el escenario de la discoteque Blondie este miércoles, donde golpearon de entrada. "Beat the devil’s tattoo", canción que da nombre a su quinto disco, fue el comienzo de una noche donde la banda y sus legionarios dejaron la piel en el recinto.

Porque gritaron, saltaron y se abalanzaron hacia la primera fila en medio de éxitos como "Let the day begin", "Berlin" o "Red eyes and tears", mientras ambos frontman demostraron la complicidad de sus años juntos: con solo una mirada, Hayes sabe lo que hará Levon Been; pero también revelan esa dualidad en sus perfiles que hacen de Black Rebel Motorcycle Club una agrupación que recorre desde el rocanrol más frenético con "Conscience killer" hasta el country más sexy en "Ain’t no easy way".

Además, una manera de seguir celebrando que la mujer detrás de la batería haya podido superar una operación cerebral para continuar en el grupo al que llegó en 2008 después de la marcha de Nick Jago.

Presentaron una nueva canción llamada "Ordinary boy", con Robert solo en el escenario, y Peter Hayes devolvió gentilezas interpretando una versión acústica de "Love burns". Y cerraron con escándalo: "Stop", "Weapon of choice" y "Spread your love", para terminar con el himno de la banda, ese grito incontrolable de comienzos de siglo llamado "Whatever happened to my rock ‘n’ roll (Punk song)".

En un momento del show, Robert Levon Been lanzó una sincera risotada al oír al público tararear "Conscience killer", en un ejercicio que se repitió en varias partes del show. El músico les pidió cambiar el ritmo para introducir la mencionada "Spread your love", en una fórmula que resultó a la perfección. Esa es la complicidad de Black Rebel Motorcycle Club y sus fanáticos chilenos, en un complot que se inició con una acción impensada. Abollando un auto afuera del Teatro Caupolicán.

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