"Lamentamos la tardanza, pero aquí estamos". Pudo ser una fecha cualquiera para Foals, pero el haber pospuesto en un año y un día su debut en solitario en Chile hizo que todas las señales se dirigieran hacia un espectáculo donde la conexión con el público fue superior. Desde esas palabras que entonó Yannis Philippakis —el líder del quinteto— en más de una oportunidad, hasta una canción que la banda británica tocó por primera vez durante este año, fueron dos de los guiños con los que el conjunto expuso su condición de uno de los actos musicales más electrizantes del circuito actual.
Ante un teatro La Cúpula que agotó sus entradas un par de días atrás, los hombres de Oxford presentaron en nuestro país su último disco “What went down” (2015), placa que reafirma su demostración en partes iguales de las melodías trabajadas desde los sintetizadores con el poderío de las guitarras eléctricas.
Vocación que manifiestan de entrada con "Prelude" —apertura de tercer trabajo "Holy fire" (2013)— y que extienden a temas como "Snake oil" (la segunda de la noche) o a esa composición de desenlace caótico llamada "Providence", con la que incluso silenciaron el recinto en varios segundos antes de la ejecución final.
Pero también hubo momentos para encandilar a los fanáticos, no solo con los juegos de luces fucsias y calipsos que proyectaron sobre las cabezas de los asistentes y las murallas del teatro.
Lo anterior, gracias a la interpretación de un rock reflexivo, de amores pasados y relaciones desgarradas como "A knife in the ocean" y "Spanish Sahara", donde los seguidores más profundos de Foals empezaron a lanzar globos luminosos que cambiaban de color de manera intermitente. Gesto que atrajo al frontman a jugar con ellos y la primera fila.
Yannis Philippakis junto al baterista Jack Bevan, el guitarrista Jimmy Smith, el bajista Walter Gervers y el tecladista Edwin Congreave son una banda cohesionada. Despliegan un ímpetu brutal en cada una de las canciones que presentan en vivo y funden su energía cada vez que pierden la mirada o cierran los ojos en las cumbres de cada tema.
Y para hacer especial su primera vez en solitario sobre un escenario nacional, incluyeron dentro del setlist el single "Hummer", tema que no habían tocado este 2016, y que no está incluido en ninguno de sus álbumes.
Un regalo para sus fanáticos más antiguos. Y un cierre donde el protagonista fue su disco debut "Antidotes" (2008), revisitando "Cassius" y "Two steps, twice", dos de sus clásicos. Demostración de un rock que a ratos es tan salvaje como su líder rugiendo "When I see a man I see a lion" encima del público.
Foals o las esperas que valen la pena.