Probablemente no llegarás al final de este artículo. Todos sabemos que nuestra capacidad de concentrarnos cada día es más corta. Sencillamente, es obvio. Aunque... ¿será realmente así?

En nuestro mundo tan interconectado y siempre conectado gracias a las redes sociales, a los teléfonos inteligentes, a los vínculos en la mitad de cualquier texto que estés leyendo, sentimos que es mucho más difícil mantenerse enfocado en una sola cosa.

Y hasta hay estadísticas que respaldan esa sensación.

Dicen que el intervalo de atención promedio ha bajado de 12 segundos en el año 2000 a 8 segundos ahora.

¡Eso es menos que el de los peces dorados!

Mmm... quizás no prestan atención porque no les interesa lo que les estamos diciendo.

Por todos lados

Quizás viste esas estadísticas en Time magazine, los diarios Británicos TelegraphGuardian, los estadounidenses USA TodayNew York Times y National Post, o en los muchos otros en los que aparecieron; tal vez escuchaste de ellas de los labios de expertos, como el académico de Harvard que las citó en US radio. O de pronto leíste el libro de administración Brief.

Pero si hubieras le prestado un poco más atención a la fuente de las estadísticas, no te habría quedado tan claro.

Todas esas referencias vienen de un informe de 2015 escrito por el equipo de Información sobre el consumidor de Microsoft Canadá, que encuestó a 2.000 canadienses y estudió la actividad mental de 112 personas mientras hacían varias tareas.

No obstante, la cifra que todo el mundo levantó sobre el acortamiento de los intervalos de atención, no venía de la investigación de Microsoft: aparece en el informe, pero como cita de otra fuente llamada Statistic Brain (El cerebro estadístico).

Tanta conexión nos tiene desenfocados.

¿El cerebro estadístico?

El sitio web de Statistic Brain se ve muy confiable. Dice incluso que "aman los números, su pureza y lo que representan".

Como para probarlo, los amantes de los números de Statistic Brain especifican las fuentes de donde sacan todas las cifras.

El problema es que las fuentes son exasperantemente vagas.

Y cuando contacté a las fuentes citadas -el Centro Nacional para la Información Tecnológica de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos y la agencia de prensa Associated Press (AP)-, ninguna pudo encontrar ningún registro de alguna investigación que respaldara la estadística.

Mis intentos por contactar Statistic Brain fueron vanos.

Depende de la tarea

Hablé entonces con varias personas que dedican sus vidas laborales a estudiar la atención humana y tampoco tienen ninguna idea de dónde salieron esos números.

De hecho, piensan que la idea de que los intervalos de atención se están acortando es simplemente errónea.

"No creo que sea cierto", declara Gemma Briggs, catedrática de psicología de la Universidad Abierta británica.

"Sencillamente porque no pienso que sea algo que los psicólogos o los profesionales interesados en la concentración tratarían de medir o cuantificar de esa manera", agrega.

Briggs ha estudiado extensivamente cómo las tareas duales afectan los intervalos de atención, como cuando los conductores usan sus teléfonos.

Briggs estudia la concentración de los conductores de autos y de los testigos de crímenes y dice que la idea de un "intervalo de atención promedio" no tiene sentido.

"Cuánta atención le ponemos a una tarea depende de cuánta requiera esa tarea".

Hay algunos estudios que examinan tareas específicas, como la atención en una conferencia.

Pero la idea de que hay una duración de tiempo típica durante la cual la gente puede prestar atención incluso a una sola tarea también ha sido desacreditada.

"La manera en la que le prestamos atención a diferentes actividades depende mucho de lo que el individuo lleva a la situación", explica Briggs.

"Tenemos una cantidad de información en nuestras cabezas sobre lo que normalmente pasa en ciertas situaciones, sobre lo que podemos esperar. Esas expectativas y nuestras experiencias moldean lo que vemos y cómo procesamos la información en todo momento".

"Una ironía interesante"

Hay otra cosa que no huele bien en esas estadísticas de intervalos de atención.

Resulta que tampoco hay evidencia de que los peces dorados -o los peces en general- tienen unos intervalos de atención o memoria particularmente cortos, a pesar de lo que dice la cultura popular.

¡Calumnias!!!

"Los peces dorados pueden aprender todas las cosas que han sido descritas como capacidades de los mamíferos y las aves", le dijo a la BBC Felicity Huntingford, quien ha pasado casi medio siglo estudiando la conducta de los peces y acaba de presentar una serie de conferencias públicas bajo el título: "¿Cuán inteligentes son los peces?".

De hecho, señala, "los peces se han convertido en un sistema modelo para estudiar el proceso de aprendizaje y el proceso de formación de memoria, precisamente porque tienen memoria y porque aprenden".

Asegura que ha habido cientos de estudios científicos sobre el aprendizaje de los peces dorados y su memoria.

Lo confirmé: incluso encontré uno de 1908.

"Que la especie que ha sido usada por neuropsicólogos y científicos como modelo para estudiar la formación de memoria sea la misma especie que tiene esa reputación es una ironía interesante", señala.

Así que los peces dorados no tienen intervalos de atención cortos ni adolecen de memoria. No hay evidencia de que nuestros intervalos de atención se estén acortando.

 

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