César Soto, de 23 años, es estudiante de quinto año de la carrera de Pedagogía en Inglés de la Universidad de Concepción y es el protagonista de una historia inédita. Esto, ya que un completo comprado en un carrito al costado del recinto educacional le podría costar muy caro.

La tarde de este martes, a eso de las 17:30 horas, una compañera lo invitó a comer un completo tras salir de clases. Ofrecimiento que no rechazó, por lo que tomaron rumbo al lugar donde vendían el alimento. Fue allí donde fueron abordados por un inspector municipal.

En conversación con T13.cl el estudiante comentó que aquel carro de comida se encuentra en el mismo sitio hace 2 o 3 años, por lo que nunca pensó que tendrían algún problema. Menos que sería citado al tribunal arriesgando una multa de 277 mil pesos.

Soto cuenta que se les acercó un inspector municipal "diciendo que tengo que entregarles mis datos porque estoy citado a declarar al tribunal por haber comprado alimentos en un establecimiento no avisado". Notificación judicial que sólo él recibió, y no su amiga.

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¿Pero por qué su acompañante no recibió la cituación del funcionario municipal? La respuesta se las dio el mismo inspector. El estudiante de Pedagogía relata que "a mi compañera le dice que ella se salvó por haberse el comido el completo antes".

Una situación que descolocó a César, quien caminando y resignado se encontró con otro estudiante con la misma citación en mano. El universitario afectado agrega también que, mientras el inspector alegaba que no estaba 100% autorizado, les informó que ya se había hablado con los dueños de los carritos de comida, por lo que ahora se encontraban citando a quienes compraran en el lugar no establecido formalmente.

César Soto además alega que "es muy arbitrario el tema de la fiscalización a la gente que compra los completos en este caso. Ese mismo carro ha estado por más de dos años ahí".

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