Los científicos lo describen como una especie de "corriente en chorro" que fluye hacia el oeste y está bajo Alaska y Siberia.

Se trata de un río de hierro líquido que se esconde en el núcleo externo de la Tierra y, tal y como fue anunciado en la conferencia anual de la Unión Geofísica de EE.UU. en San Francisco, California, influye y altera el comportamiento del campo magnético de nuestro planeta.

"Esta corriente se mueve unos 50km al año", le dijo a la BBC Chris Finlay, del Instituto Nacional del Espacio de la Universidad Técnica de Dinamarca.

"Quizás no suene a mucho en la superficie de la Tierra, pero hay que recordar que se trata de un metal líquido muy denso y requiere de grandes cantidades de energía para moverse, así que este es probablemente el movimiento más rápido que tengamos dentro de la Tierra sólida", agregó.

Esta masa de metal se deduce a partir de las mediciones hechas por tres satélites europeos Swarm que están mapeando el campo magnético de la Tierra a fin de entender su funcionamiento.

La mayoría de personas pueden estar familiarizadas con la corriente atmosférica, ese cinturón de aire que fluye rápidamente a grandes altitudes y que los aviones aprovechan para llegar más rápido a su destino.

Chris Finlay compara esta corriente con lo que ocurre en el centro de la tierra, pero en vez de aire es metal y se mueve a 3.000 km bajo nuestros pies.

Hace cientos de millones de años

Expertos estiman que el chorro es de unos 420 km de ancho y rodea la mitad de la circunferencia del planeta.

Su comportamiento es crítico -según los científicos- para la generación y mantenimiento del campo magnético global.

"Es muy probable que este chorro haya estado ahí durante cientos de millones de años", comentó Phil Livermore, de la Universidad de Leeds, Reino Unido, y jefe del estudio.

Para los especialistas, esta masa líquida probablemente se alinea en la frontera de dos regiones diferentes del núcleo de la Tierra.

Estos límites se conocen como "cilindro tangente", porque imaginan que es un tubo que rodea el núcleo interno sólido que hay funcionando a lo largo del eje de la rotación de la Tierra.

"Por supuesto, se necesita una fuerza para mover el fluido hacia el cilindro tangente", dijo el profesor Rainer Hollerbach, también de Leeds y coautor del artículo.

"Esto podría ser proporcionado por la flotabilidad, o quizás producirse a partir de los cambios en el campo magnético dentro del núcleo."

Aunque el equipo cree que entiende qué tan ancha y larga es esta corriente, la profundidad a la que desciende es incierta.

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