Cobró sin trabajar durante al menos seis años y sólo lo descubrieron después de que fue seleccionado para recibir un premio.

Joaquín García, un ingeniero español jubilado de 69 años, no cumplió ninguna labor en su trabajo en la administración pública entre 2004 y 2010, y nadie lo extrañó.

Conocido ahora como el "funcionario fantasma de Cádiz", recién fue descubierto cuando fue nominado para recibir una placa conmemorativa por "trabajar" durante 20 años en el ayuntamiento de su ciudad.

Su caso salió a la luz el jueves, cuando medios españoles informaron que un juzgado de Cádiz, en el sur de España, lo multó con alrededor US$30.000 por "absentismo laboral".

De "fantasma" a premiado

García se declaró inocente aunque, según informan los medios españoles, no refuta el hecho de que entre 2004 y 2010 no realizó ningún trabajo para el ayuntamiento gaditano.

Su abogado afirmó ante el juez que se trata de un caso de acoso laboral.

Joaquín García empezó a trabajar en el ayuntamiento de Cádiz en 1990 y su último cargo fue en la compañía de aguas de la ciudad.

El "funcionario fantasma" asegura que el ayuntamiento le envió a un cargo "vacío de contenido" a sabiendas y que, pese a ello, acudió periódicamente a su puesto de trabajo.

Joaquín García empezó a trabajar en 1990 y llegó a ser el director de Medio Ambiente del ayuntamiento de Cádiz. Después fue enviado a la oficina de la empresa de aguas de su ciudad, cargo en el que habría incurrido en absentismo laboral.

En 2010, cuando estaba por cumplir dos décadas de servicio, en el ayuntamiento gaditano recordaron su nombre porque estaba nominado para recibir una placa por sus 20 años de trabajo.

La multa

Los abogados de García señalaron que su defendido tuvo que ocultarse después de que el caso se conoció en los medios de comunicación de España.

Los US$30.000 con que le multaron equivale a un año del salario que percibía mientras estuvo en el ayuntamiento y es lo máximo que se le puede reclamar legalmente.

García le envió una carta al alcalde de Cádiz explicándole su versión y pidiendo una revisión de la sentencia en su contra.

Durante el proceso judicial abierto, se leyó el informe del entonces gerente de Aguas de Cádiz, Aurelio Vélez (ya fallecido), quien tenía su despacho frente al de García y aseguraba que llevaba años sin verlo.

Se llegó a establecer que la compañía de agua pensó que García estaba bajo supervisión de las autoridades locales y viceversa.

Personas cercanas al "funcionario fantasma" dijeron al diario español El Mundo que García no reportó la anomalía en su situación laboral porque "tenía una familia que mantener" y temía que a su edad no podría conseguir otro empleo.

Se dijo que acudía a la oficina, aunque no por las horas de trabajo completas todos los días, y que se dedicó a la lectura de filosofía.

Sus allegados señalaron que en ese tiempo se convirtió en asiduo lector del pensador racionalista Baruch Spinoza.

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