Los lagartos se muestran nerviosos y las tortugas lentas y torpes, intentando escapar de los recipientes de plexiglás que los contienen. Los reptiles, algunos en cajas pequeñas y a precios de hasta miles de euros, se pueden encontrar a la venta en Terraristika, la feria de reptiles más grande de Europa, y un supuesto centro de tráfico ilegal de vida silvestre.
Se celebra cuatro veces al año en la pequeña ciudad alemana de Hamm y atrae a miles de aficionados a los reptiles. Estos compran animales exóticos, desde ranas de cristal del tamaño de una moneda, hasta tarántulas y serpientes venenosas. En la naturaleza, algunas de estas especies ya están amenazadas de extinción.
Además del mercado físico, la Terraristika forma parte de una comunidad global en internet de comerciantes y amantes de los reptiles. Los compradores interesados buscan animales por la red y los recogen en la feria, a veces en los márgenes no supervisados del evento, como por ejemplo, en los aparcamientos.
Los vendedores organizan recogidas a través de grupos de Facebook, los propietarios comparten consejos de cuidado en foros de internet y los compradores publican videos en Youtube desembalando los animales comprados en la feria.
Los reptiles vivos constituyen la mayor parte del comercio de animales salvajes en Alemania, según el resultado de un informe publicado en 2018 por el Fondo Internacional para la Protección de los Animales y su Hábitat (IFAW, por sus siglas en inglés).
Los investigadores encontraron la mayoría de los anuncios en foros de internet, pero también descubrieron grupos cerrados de Facebook cuyos nombres apuntaban al comercio de reptiles. La propia investigación de DW también encontró especies de reptiles amenazadas a la venta en grupos de Facebook como "Terraristika Hamm – MARKTPLATZ” y "Hamm and Houten Reptile Classifieds”.
Algunas de las especies que se ofrecen están protegidas por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (también conocida como CITES, por sus siglas en inglés), un acuerdo firmado por 183 países que restringe el comercio de especies silvestres amenazadas, y en algunos casos lo prohíbe por completo.
Los reptiles que se venden no siempre son casos de caza furtiva. A menudo los animales se crían en cautividad y su compraventa es legal. Pero las asociaciones de conservación de la naturaleza temen que también se vendan animales cazados furtivamente o criados ilegalmente debido a la escasa regulación del comercio electrónico.
En un grupo, un comprador publicó una queja: los lagartos que había comprado a través de Facebook no sobrevivieron a la entrega por correo. "Págueme 1.200 euros (sic)”, escribió en un mensaje privado al vendedor acompañado de un emoticono risueño. Después publicó una captura de pantalla en el grupo "Enviaste animales muertos”.
Público, pero invisible
Facebook ha rechazado múltiples solicitudes de declaración por parte de DW. Viéndose confrontado con las capturas de pantalla, un portavoz de una empresa de relaciones públicas, que actuaba en nombre de la empresa, agradeció a DW por "compartir los ejemplos de grupos que anuncian la venta de animales amenazados”. Posteriormente, Facebook borró los grupos.
Las políticas comerciales de la compañía establecen que los usuarios no pueden promover la venta de animales. Facebook es miembro de la Coalición para Poner Fin al Tráfico de Vida Silvestre en Línea, una asociación de grupos conservacionistas, empresas de internet y gigantes tecnológicos como eBay, Baidu y Google, que quieren poner fin al comercio ilegal de vida silvestre en las redes.
Pero los grupos conservacionistas temen que la facilidad con la que se pueden comprar animales vivos en Facebook y otras plataformas haya abierto el mercado a los contrabandistas. El comercio en línea de vida silvestre es un "problema extremo” porque pone a disposición de "cualquiera” los animales amenazados, según Katharina Lameter, bióloga del grupo de conservación Pro Wildlife.
"Cualquiera puede hacer publicidad. Hay un gran número de especies en oferta y cualquiera puede comprar estos animales sin haberlos visto nunca. A menudo los animales son enviados desde las ferias de reptiles o recogidos allí mismo”, explica Lameter a DW.
A diferencia de las drogas o las armas, los animales salvajes rara vez se comercializan en redes oscuras, un rincón de internet que se emplea para comprar productos ilegales de forma anónima, y donde se pueden encontrar partes del cuerpo, como colmillos de elefante, cuernos de rinoceronte y escamas de pangolín. Los animales vivos son escasos. Los comerciantes prefieren plataformas sociales más populares que tengan acceso a mercados más amplios.
"La ciberdelincuencia está en el punto de mira porque internet es una plataforma en la que es fácil colocar y ofrecer productos ilegales de forma anónima, incluyendo la fauna silvestre”, explica Sergio Tirro, jefe de análisis de delitos contra el medio ambiente de Europol. "Es fácil ocultar los flujos financieros usando una tarjeta de prepago”, añade.
Las lagunas legales también causan dolores de cabeza a las fuerzas del orden que tratan de atrapar a los traficantes en el acto. Alemania, por ejemplo, está en el centro del comercio ilegal de reptiles de Sri Lanka, según una investigación publicada en abril por el grupo de monitorización del comercio internacional de fauna y flora silvestre, TRAFFIC.
Más de la mitad de las especies de reptiles de Sri Lanka están amenazadas. El gobierno ha prohibido la exportación de casi todos los ejemplares vivos. Pero no todos ellos están protegidos internacionalmente por la CITES, lo que significa que los animales que se introducen de contrabando,violando la ley de Sri Lanka, pueden ser objeto de libre comercio en Europa. Hasta la fecha, la UE no ha prohibido la importación de animales salvajes.
TRAFFIC descubrió especies "extremadamente vulnerables a la sobreexplotación”, que se venden en grupos de Facebook y foros cerrados de reptiles. El número de anuncios en internet, que ofrecen reptiles en peligro de extinción, incluidos los endémicos de Sri Lanka, aumenta en el período previo a la Terraristika.
En los bulliciosos pabellones feriales, los vendedores describen con entusiasmo los orígenes "exóticos” de las especies de reptiles que ofrecen: Sri Lanka, México o Vietnam. Sin embargo, afirman que los especímenes fueron criados en cautividad en Europa, y no fueron importados ilegalmente desde sus países de procedencia.
Para las autoridades es difícil controlar los negocios que tienen lugar en los aparcamientos cercanos, en los bares de los hoteles, o escondidos en la feria. Las cajas de espuma de poliestireno con reptiles cambian de manos antes de que haya comenzado la feria. Los comerciantes que organizan sus negocios de aparcamiento a través de internet no son sometidos a controles y no necesitan registrarse en la Terraristika para encontrar compradores.
Los organizadores del evento no han querido contestar a DW. En agosto respondieron a la agencia alemana de noticias dpa, asegurando que la feria coopera con las autoridades para prevenir actividades ilegales. Sin embargo, no se hace responsable si los animales son clasificados erróneamente con documentación falsa, de la misma manera que un mercado de antigüedades no puede garantizar que los vendedores no ofrezcan productos robados.
Las redes en la lucha contra el tráfico ilegal
Internet y los medios digitales, sin embargo, también se pueden emplear en la lucha contra el tráfico ilegal de fauna y flora silvestres. Según Sergio Tirro, los funcionarios de aduanas a menudo toman fotos de especímenes sospechosos y los envían inmediatamente a los expertos para su identificación. Reptiles como las tortugas pueden tener diferencias físicas menores entre las especies que están en peligro y las que no. De ese modo, "no es necesario ver al animal físicamente”, explica Tirro.
"Con imágenes muy precisas, es posible ver lo esencial. No es necesario viajar por todo el mundo para averiguar si un animal pertenece o no a una especie protegida”, aclara.
Además, no todas las plataformas de internet se ven afectadas. DW no encontró reptiles a la venta en eBay, que dijo que su mercado abierto no se presta a comerciar con animales vivos, ya que todos los anuncios son de acceso público. Los grupos de conservación lo confirmaron.
Según eBay, la compañía emplea algoritmos para buscar palabras clave sospechosas y alertar a los administradores para eliminar estas ofertas. Algunos términos como "marfil” son automáticamente bloqueados por filtros, por lo que los vendedores reciben un mensaje de advertencia cuando intentan publicar un anuncio con una palabra prohibida.
No está claro si Facebook utiliza métodos similares, pero DW encontró varias ofertas de especies en peligro de extinción buscando los nombres latinos de los animales.
Los grupos de conservación exigen normas más estrictas y un cumplimiento más regulado para las empresas de internet. Sin embargo, también advierten que cuando una plataforma toma medidas contra el tráfico de vida silvestre, los comerciantes simplemente se trasladan a otra menos regulada.
"Sería mejor si el comercio de animales vivos en internet estuviera completamente prohibido”, concluye Lameter de Pro Wildlife.