La historia del pequeño Braylen Carwell, un estadounidense de cinco años, generó sorpresa en los últimos días.
Y es que en plena celebración de Halloween, el niño salió a pedir dulces y volvió drogado a su casa. En medio de su travesía por las golosinas, se puso a llover y decidió volver a su hogar.
Sin embargo, comenzó a sentir temblores, cosa que sus padres y él atribuyeron al brusco cambio de temperatura.
“Me estaba poniendo los calcetines y luego empecé a temblar”, señaló.
“El lado izquierdo de su cara estaba caído, luego se desmayó y luego no pudo mover el brazo izquierdo”, aseguró su madre, Julia Pence.
Ante esto, lo trasladaron a un hospital, pensando que estaba sufriendo una convulsión. Sin embargo, la orina arrojó que había consumido metanfetamina.
Esto abrió una investigación, que dejó la principal tesis de que el niño consumió drogas que venían al interior de alguno de los dulces que recibió. Esto fue sugerido por el padre de Braylen.
También se sumó la idea de que unos dientes de vampiro postizos que se puso ese día podían contener alguna sustancia ilícita.
Sin embargo, no había sospechosos identificados.
El brusco giro
Tras realizar distinta diligencias para esclarecer lo ocurrido con el pequeño Braylen, los resultados abrieron otras posibilidades para poder dar con el responsable.
Por un lado, la sustancia ilegal que poseía en su sangre no tenía ninguna relación con los dulces ni con los colmillos de vampiro.
“Aunque no podemos decir definitivamente cómo ingirió la metanfetamina (el niño), estamos totalmente seguros de que no la ingirió por medio de ningún caramelo”, señaló el jefe de la Policía, Brian Saterfield, al Daily Mail.
La Policía acudió a su casa, donde encontraron parafernalia de drogas, marihuana y, de manera presunta, metanfetamina.
Cambray Carwell, el padre de Braylen, dio positivo en una prueba para determinar si había consumido dicha droga.
Fue arrestado y acusado de posesión y consumo de drogas ilícitas. Ahora, es el principal sospechoso.
