En las profundidades de las cavernas del sureste de Europa habitan criaturas legendarias que desafían el paso del tiempo y la oscuridad perpetua: las salamandras subterráneas conocidas como proteos. Estas criaturas, de piel translúcida y ojos que oscilan entre lo apenas funcional y lo meramente decorativo, han evolucionado durante millones de años en la penumbra, adaptándose a un entorno donde la luz es un recuerdo lejano. En un tiempo se pensó que estos seres eran crías de dragón, pero hoy sabemos que son animales curiosos con aspecto de criaturas míticas que desfilan por el subsuelo europeo.
Ahora, contrario a la creencia popular de que los proteos (Proteus anguinus) nunca abandonan sus santuarios subacuáticos, recientes hallazgos sugieren que estos misteriosos animales no solo son expertos en navegar el reino subterráneo con su agudo olfato y audición, sino que también se aventuran fuera de sus dominios. Un descubrimiento en 2020 dejó atónitos a los investigadores al encontrar a uno de estos seres nadando libremente en un manantial.
Este comportamiento ha sido objeto de un estudio más profundo, cuyos resultados se publicaron recientemente en la revista Ecology, demostrando que los avistamientos de proteos emergiendo de sus grutas en el norte de Italia no son tan esporádicos como se pensaba.
Búsqueda de alimento en la superficie
Durante el estudio, los investigadores monitorearon proteos en 15 manantiales del este de Italia, tanto de día como de noche, encontrando una mayor actividad nocturna. Lo que es más intrigante es que algunos, al ser recogidos, expulsaron lombrices que son típicas de la superficie, no de las cuevas, sugiriendo que estas expediciones a la superficie son más que meras escapadas; son viajes en busca de sustento.
El esfuerzo que estos frágiles seres hacen para alcanzar la superficie, lejos de ser en vano, parece ser gratamente recompensado. Como reveló un coautor del estudio a The New York Times, algunas de las salamandras encontradas en aguas superficiales estaban "francamente regordetas", lo que indica que los banquetes de gusanos que encuentran allí son abundantes y nutritivos.
En un giro sorprendente, los proteos, estas criaturas "míticas del inframundo", nos recuerdan la incesante curiosidad y adaptabilidad de la vida en su búsqueda por prosperar, incluso en los lugares más insólitos.
Felipe Espinosa Wang con información de Ecology y The New York Times.