A la mayoría de hispano-parlantes podría parecerles un tanto formal, por decir lo menos, dirigirse a su pareja como "su merced".
No es así para muchos colombianos, jóvenes y viejos quienes en años recientes han venido adoptando una forma de hablar que para el resto del mundo en español puede sonar arcaica.
Pero que en tierras colombianas ha sido reciclada como "sumercé", una expresión de afecto que muchos ven como emblemática de su país.
Jerarquía
El vocablo en sus orígenes emitía claramente un mensaje jerárquico, de sumisión, le dice a BBC Mundo Nancy Rozo, investigadora del Instituto Caro y Cuervo, una entidad del gobierno colombiano encargada de llevar a cabo estudios sobre la lengua castellana.
"Se ha confirmado a través de las Crónicas de Indias que las formulas ´Vuestra, Vuessa y Su Alteza, Majestad, Excelencia´, se consolidaron en América como fórmulas de respeto de inferior hacia superior", asegura Rozo.
De ahí empezó la larga ruta del "su merced" en el continente.
En el siglo XIX se reportaba también su uso en varios países de América Latina como República Dominicana, o en Perú, donde era corriente el empleo de la expresión por criados negros para dirigirse a sus superiores, según relatan las académicas Laura Alvarez de la Universidad de Estocolmo y Virginia Bertolotti de la Universidad de la República de Uruguay, en su ensayo "Usos americanos de su merced en el siglo XIX".
Sin embargo, al desaparecer la esclavitud, también empezó a decaer el uso del "su merced" a lo largo del continente.
En Colombia se concentró en Boyacá, una región tradicionalmente campesina en las montañas andinas de ese país, donde se conservaron por siglos las desiguales relaciones jerárquicas heredadas de la Colonia.
Nancy Rozo le recuerda a BBC Mundo las palabras de otro académico, Jose Joaquín Gómez Giraldo, quien en su obra "Estudio sobre el español en Colombia", decía que en Boyacá, "las relaciones de poder acusadamente feudal" en torno al sometimiento de la numerosa población indígena, habían llevado a "una tajante división clasista que se manifiesta en la diferencia en el trato entre los de arriba y los de abajo", que se reflejaba a su vez "en tratamientos respetuosos como sumercé".
Un cambio de tono
Hasta ahí la historia parece ajustarse a lo que ha pasado en muchas partes del continente en donde poblaciones aisladas mantuvieron formas arcaicas del lenguaje.
Pero lo que pasó en Boyacá después fue más inesperado.
Mientras en otras partes de América Latina el "su merced" fue abandonado como un recordatorio desagradable de épocas de esclavitud y sumisión, en Boyacá fue transformado a lo largo del siglo XX en una palabra que indicaba respeto, amistad, incluso intimidad con el interlocutor.
Al final, la modernidad llegó a Boyacá, una región que hoy en día se conecta con Bogotá mediante autopistas de múltiples carriles que, en un futuro no muy lejano podrían convertir partes de la zona en una ciudad dormitorio de la capital.
Pero al revés de lo que ocurre generalmente, cuando el empuje urbano comienza a decimar las culturas rurales tradicionales, en Colombia, Boyacá le exportó el "su merced" al resto del país, y en particular a la capital.
Cientos de miles de boyacenses, muchos de ellos humildes, se mudaron a la capital, y empezaron a hacer valer sus particularidades linguísticas.
En las series de televisión, un personaje estereotípico, la empleada de servicio doméstico de origen boyacense, amplificó aún más el uso de la palabra en la cultura nacional.
Y lo que era una expresión campesina, se volvió vocablo aceptable para bogotanos "bien".
Del campo a la ciudad
Nancy Rozo, del Instituto Caro y Cuervo, le dice a BBC Mundo que para el caso de Bogotá, estudios como el Proyecto de Estudio Sociolinguístico del Español de España y América, PRESEEA, demostraron que "la forma de tratamiento cambió su sentido de asimetría, de inferior a superior, de sumisión o de humildad, porque los usuarios le dan nuevas intenciones."
Añade Rozo que en esa investigación, "las personas de estrato alto mostraron una actitud positiva hacia el uso del sumercé".
Hoy, la cultura popular colombiana abunda en el uso de ese arcaísmo, recuerda Nancy Rozo.
La experta cita un estudio más, el de los investigadores colombianos Javier Guerrero Rivera y Néstor Pardo, asegurando que: "El sumercé en la actualidad es un fenómeno de interés lingüístico y sociolingüístico, en cuanto que su uso no se puede considerar residual ni marginal, sino que, por el contrario, gana prestigio pues es usado por sectores influyentes en la sociedad y empieza a verse en ámbitos élite como los medios de comunicación".
Y recuerdan que figuras de la cultura popular colombiana como la rockera Andrea Echeverri, del grupo punk Aterciopelados, o "Pirry", un conocido presentador de la televisión, están entre los que usan el colombianísimo "sumercé".
País de regiones
Todo esto no significa que el término haya conquistado a Colombia en su totalidad. Por razones que van desde lo geográfico a lo político e histórico, este país ha sido uno de regionalismos acentuados hasta en el lenguaje.
En el occidente de Colombia, alrededor de las ciudades de Medellín y Cali, la forma de trato más aceptada es la del "vos". Y en la costa atlántica colombiana, en urbes como Cartagena o Barranquilla, impera el "tu" caribeño.
Pero en el centro colombiano, y alrededor de su urbe más grande, Bogotá, el sumercé ha obtenido una inesperada victoria lingüística.
En tiempos de globalización y cultura homogénea, este vocablo surgido de las injusticias coloniales y después convertido en muestra de cariño entre campesinos de una región olvidada, se ha transformado en un identificador cultural empleado por cada vez más colombianos.
Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 31 de enero y el 3 de febrero de 2019.