Es uno de los símbolos verdes y gruesos de las sabanas africanas, el árbol que, según Saint Exupéry, podría destruir con sus raíces enormes y gruesas el planeta donde vivía El Principito.
Pero ahora el futuro de los baobabs está en peligro y nada tiene que ver con el solitario habitante del asteroide B-612.
Científicos de Sudáfrica, Rumania y Estados Unidos descubrieron que los mayores y más antiguos ejemplares de esta especie, algunos de entre 1.000 y 2.500 años de antigüedad, murieron en los últimos 12 años.
Y nadie sabe por qué.
Según un estudio publicado este lunes en la revista Nature Plants, se trata de "un suceso de una magnitud sin precedentes" y su hallazgo fue resultado de una investigación internacional que comenzó en 2005.
El estudio buscaba datar con carbono estos árboles para determinar su estructura y edad.
Sin embargo, cuando llegaron hasta Zimbabue, Namibia, Sudáfrica, Botsuana y Zambia para analizarlos descubrieron que ocho de los 13 baobabs más antiguos y cinco de los seis más grandes habían muerto o habían perdido sus partes más viejas.
"Es impactante y muy triste verlos morir", aseguró a la BBC Adrian Patrut, de la Universidad Babes-Bolyai en Rumania, uno de los miembros del equipo de investigación.
Pero lo que causa mayor desconcierto entre la comunidad científica es todavía no han podido encontrar una explicación para la muerte de algunos de estos árboles, considerados entre los más antiguos del mundo.
Las teorías
Pese al misterio, los científicos valoraron algunas teorías que apuntan más a la acción humana que a efectos de plagas, epidemias u otras enfermedades vegetales conocidas.
"Sospechamos que esto está asociado con el aumento de la temperatura y la sequía, con modificaciones significativas de las condiciones climáticas que afectan al sur de África en particular", indica Patrut.
Sin embargo, reconoce que no tienen evidencia directa al respecto.
"Se necesita más investigación para apoyar o refutar esta suposición", agrega.
Qué son los baobabs
Los baobabs son uno de los árboles más conocidos de las praderas africanas y son reconocibles por sus tallos gruesos y sin ramas.
Entre sus características principales se encuentra que almacenan grandes cantidades de agua dentro de sus troncos para soportar las duras condiciones de las zonas áridas en las que viven.
También sirven de alimento y nido a muchos animales silvestres y tienen gran simbolismo dentro de algunas tribus africanas.
Estos árboles se hicieron muy conocidos en la cultura popular tras la publicación de El Principito, de Antoine Saint Exupéry, cuyo personaje central luchaba con semillas de este árbol que querían invadir el asteroide imaginario donde vivía.