Los habitantes de las aldeas aisladas de las montañas del norte de Creta, una isla de Grecia, disfrutan de vidas largas y saludables. Y su secreto no está en la dieta.
De hecho, los vecinos del municipio de Mylopotamos siguen una dieta rica en grasa animal y comen mucho queso, pero aún así tienden a no padecer enfermedades cardiovasculares.
Y ahora los científicos saben por qué: descubrieron que los habitantes de esta zona comparten una misma variedad genética que les protege el corazón manteniendo bajos los niveles de colesterol y grasas "malas".
Cuadros clínicos inusuales
Los investigadores centraron sus observaciones en dos pueblos de la montaña: Zoniana y Anogia, de alrededor de 1.000 y 2.000 habitantes respectivamente.
Poca gente se va de estos pueblos y poca gente nueva se queda. Y sus habitantes son conocidos por su longevidad, a pesar de una dieta en la que consumen abundante cordero y queso.
El caso es atípico porque una dieta rica en grasas normalmente está asociada a complicaciones médicas.
Las grasas saturadas aumentan el nivel de colesterol y la mayor parte del colesterol se transporta en la sangre unido a proteínas, formando unas partículas conocidas como lipoproteínas de baja densidad o LDL.
Y un nivel alto de LDL en la sangre aumenta el riesgo de cardiopatías y derrames.
Sin embargo los vecinos de estos pueblos apenas padecen este tipo de enfermedades cardiovasculares.
Y aunque sí padecen diabetes de tipo 2 con la misma incidencia que la población general de Grecia, no parecen sufrir las consecuencias habituales, como la nefropatía diabética.
Unos genes diferentes
Estas características únicas fueron las que atrajeron la atención de los investigadores del Wellcome Trust Sanger Institute.
Los científicos quisieron investigar si había algo en la composición genética de este grupo de población que los protegía de las enfermedades de corazón.
Para ello secuenciaron el genoma de 250 vecinos de Zoniana y Anogia: les tomaron muestras de sangre, extrajeron el ADN y analizaron la cadena de 3.000 millones de letras que conforma el genoma humano.
Y así comprobaron que efectivamente los vecinos de estos dos pueblos montañosos y aislados comparten una variedad genética virtualmente única que tiene cualidades protectoras del corazón.
Las conclusiones de su estudio acaban de ser publicadas en la revista Nature Communications.
Los investigadores dijeron que entre los miles de europeos que ya se hicieron una secuenciación del genoma solo encontraron a otro individuo, en Italia, que tenía la misma variedad genética.
¿Qué implica este descubrimiento?
Los científicos creen que pueden utilizar esta información para estimar qué variantes genéticas juegan un papel clave en el desencadenamiento de enfermedades complejas, como las cardiopatías.
Al estudiar a esta población aislada los investigadores descubrieron una variedad genética que nadie había identificado antes, que además está vinculada a una de las principales causas de muerte mundial: las enfermedades cardiovasculares.
Pero todavía quedan muchas incógnitas.
Los científicos no pueden determinar todavía si esta variante genética se debe al estilo de vida de los vecinos, al ambiente en el que viven o si fue heredara de una generación a otra.