Joe Walker podría ser uno de los astronautas más importantes…del que nunca has oído hablar.

El 22 de agosto de 1963, Walker se subió a la cabina de un avión cohete experimental X-15 para su vuelo final.

Despegó hacia el cielo despejado por encima de la base aérea de Edwards, en el sur de California, con su avión con forma de aguja atado debajo del ala izquierda de un bombardero B-52.

Cuando estaba cerca de los 50.000 pies de altura, el X-15 se despegó del ala, Walker encendió el motor y se disparó hacia el cielo.

Cuando el avión se quedó sin combustible dos minutos más tarde, se desplazaba a 5.600 pies por segundo y el color del cielo había cambiado de azul a negro.

En otros dos minutos, Walker había llegado a los 354.200 pies -108km- por encima de la Tierra y del aire que respiramos.

Ya no estaba volando un avión, sino una nave espacial.

Once minutos y ocho segundos después de salir de debajo del ala del B-52, estaba de vuelta en la Tierra, tras haber planeado a velocidades supersónicas a un aterrizaje perfecto en el lecho de un lago seco.

Un B-52 modificado transporta un X-15. Un par de B-52 usados para el incipiente programa espacial se exhiben hoy como piezas de museo.

A pesar de haber superado la barrera de 62 millas (100 kilómetros) que marca, por reconocimiento internacional, el comienzo del espacio exterior, Walker no recibió una bienvenida de héroe, ni un desfile en su honor, ni fue condecorado con alas de astronauta.

Para él fue sólo un día más como piloto de pruebas, aunque su avión espacial monoplaza X-15 hubiera desafiado los límites de lo que era posible.

"El X-15 es extremadamente importante", dice Michelle Evans, autora de X- 15 Rocket Plane ("El avión cohete X-15").

"Sin el X-15 no habríamos tenido el transbordador espacial, y la idea de dejar caer un avión espacial del ala de otro avión se ha traducido en el diseño de la nave espacial de Virgin".

El X-15 también se utilizó para probar el reingreso a la Tierra de las naves espaciales, y los cohetes Saturno 5 que llevaron a los hombres a la Luna utilizaron sistemas de orientación desarrollados en el X-15.

Restauración

Sólo tres X-15 fueron construidos y los dos aviones espaciales supervivientes se han conservado en los museos. Fueron retirados en 1968 después de 199 vuelos.

Muchos de los pilotos de X-15 tuvieron una muerte temprana.

Uno de los B-52 especialmente adaptados que hicieron posibles estos vuelos se exhibe en Edwards y ahora están en marcha esfuerzos para restaurar el otro.

"Lo que estamos haciendo en este momento es eliminando la pintura vieja para que podamos examinar la estructura de la aeronave en busca de corrosión," dice James Stemm, director de colecciones y restauración de aeronaves en el Museo Aéreo y Espacial Pima en Tucson, Arizona.

Nos encontramos en la pista de cemento del hangar de restauración de la aeronave, mientras es rociada con chorros de agua y los trozos de pintura caen para dejar al descubierto el fuselaje de metal desnudo.

El tercer B-52 Stratofortress construido y el más antiguo, es un bombardero de ocho motores y largo alcance y se alza por encima de nosotros bajo la luz del sol del desierto, inalterable desde su último vuelo en 1969.

"Los B-52 se diseñaron para que pudieran llevar misiles o bombas bajo las alas", afirma Stemm. "La NASA modificó el sistema para que pudiera llevar un X-15 mucho más grande".

Adaptabilidad increíble

La adaptación del B-52 implicaba cortar una sección del ala de estribor y colocar un poste debajo.

Joe Walker (segundo de derecha a izquierda, en la entrega de un trofeo en 1961 por parte del presidente J. F. Kennedy) no fue reconocido como astronauta hasta mucho después de su muerte.

"Es increíble", dice Stemm, "que la aeronave tuviera suficiente elevación y superficie en las alas para hacer un recorte sustancial en ellas sin tener un efecto sobre el rendimiento de la aeronave".

Al igual que un recorte considerable en el ala y un adaptador para sostener el avión espacial, este B-52 especial (también conocido como el NB-52A) también cuenta con marcas inusuales a lo largo del fuselaje principal.

Donde algunos aviones tendrían representaciones de otros aviones derribados o las bombas que lanzaban, este tiene imágenes del X-15, y cada una representa una de las 80 misiones voladas por este B-52 en particular.

Eminentes graduados

Algunas de estas imágenes del X-15 los representan están en ángulo hacia arriba por los vuelos de prueba a gran altitud. Las horizontales representan pruebas de velocidad.

Un par de ellas, sin embargo, están inclinados hacia abajo para ilustrar los vuelos que fallaron.

Tal vez el que mató a Mike Adams en 1967, después que su avión cayó en un giro hipersónico y se desintegró al volver a entrar en la atmósfera de la Tierra. O tal vez el que aplastó a la columna vertebral de Jack McKay en 1962.

"McKay descendió muy rápido", dice Evans.

El astronauta Neil Armstrong fue uno de los graduados del programa de pruebas del X-15.

"Hubo problemas con el sistema hidráulico y no tenía alerones, así que cuando golpeó el lecho del lago el X-15 se volcó".

Aunque McKay sobrevivió al accidente, vivió el resto de su vida con un terrible dolor hasta que murió en 1975.

"Cuando se piensa en ello, hubo 199 vuelos y 12 pilotos, en general lo hicieron bastante bien para lograrlo de forma segura tantas veces", dice Evans.

Entre los graduados del programa de pruebas X-15 estaban el primer hombre en la Luna, Neil Armstrong, y el comandante del transbordador espacial Joe Engle.

En 1981, Engle se convirtió en la única persona en la historia en aterrizar manualmente una nave espacial desde Mach 25, una técnica que ayudó a desarrollar en el X-15.

Él es también el único piloto de X-15 vivo, lo que tal vez dice algo acerca del costo en el cuerpo humano para un piloto de pruebas.

Para la historia

Los B-52 que lanzaron a esos 12 hombres en sus misiones arriesgadas nunca volarán de nuevo, pero Stemm quiere asegurarse de que, cuando vuelva a estar en exhibición, el avión en Pima dure mucho tiempo.

"Vamos a volverlo a pintar con sus marcas históricas precisas para que luzca exactamente como lucía cuando estaba llevando el X-15", dice.

"Nuestro objetivo es ayudar a preservarlo durante los próximos 100 años".

De hecho, casi 50 años después de su último vuelo, el avión cohete X-15 se aprecia quizás más que nunca.

El B-52 demostró ser una nave muy versátil.

En momentos en que Virgin Galactic y la compañía rival Xcor trabajan en una nueva generación de aviones espaciales, y Stratolaunch prepara el lanzamiento de cohetes espaciales desde un avión gigante, el futuro de la tecnología basada en el pionero X-15 luce prometedor.

En cuanto al piloto Joe Walker, murió en un accidente aéreo en 1966.

Hubo que esperar hasta 2005 para que la NASA finalmente lo reconociera como astronauta.

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