Popularmente se ha creído que las polillas dan vueltas alrededor de la luz de una ampolleta porque se sienten atraídas por su resplandor. A veces hasta chocan con nuestros teléfonos por el brillo que emiten, pero no lo hacen porque les guste.

Un estudio publicado recientemente en la revista académica Nature Communications descubrió que estos insectos no se sienten atraídos por la luz que emiten estos objetos, sino que estas luces artificiales provocan que las polillas se queden atrapados en una órbita que los desorienta.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores utilizaron cámaras de captura de movimiento para seguir los pasos de las polillas, quienes fueron filmadas con infrarrojo para no intervenir en su visión.

Así se dieron cuenta que cuando los insectos volaban cerca de una luz, éstos inclinaban la espalda hacia ese brillo, haciendo que su cuerpo se mantuviera en esa dirección. Por lo tanto, las polillas siguen la orientación de cualquier luz, creando órbitas con direcciones extrañas.

La luz artificial confunde a las polillas 

En resumidas cuentas, el estudio explica que los insectos nocturnos, como las polillas, cuando no existe alguna fuente de luz artificial que interfiera en su vuelo, se mantienen con la espalda orientada hacia la dirección con más brillo, que por lo general suele ser el cielo.

Entonces, cuando las polillas pasan cerca de una luz artificial, como las ampolletas, pierden su orientación y confunden este resplandor con el cielo, haciendo que den vueltas y vueltas sin parar.

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