Yasna Provoste, Ximena Rincón o Francisco Huenchumilla. De estos tres nombres, según coincide la mayoría en la Democracia Cristiana, saldrá el próximo presidente del partido, tras la debacle electoral del 19 de noviembre, que derribó a Carolina Goic del mando de la falange.

Los tres nombres, pertenecientes al sector de la disidencia interna, registraron importantes triunfos en la elección senatorial. Provoste derrotó a la carta comunista en Atacama, Lautaro Carmona, con más de 30% de los votos, mientras que Rincón superó a Andrés Zaldívar en el Maule y Huenchumilla hizo lo propio con Fuad Chahín en la Araucanía, en una estrecha contienda.

Como senadores electos los tres ganan peso en la interna partidaria, donde se configura un reordenamiento  de las fuerzas y un giro a la izquierda. “El nuevo grupo que va a controlar la DC corresponde a la disidencia. Esto significa un cambio significativo en el eje del poder interno de la Democracia Cristiana, con la salida oficial de los ‘príncipes’ y con la disidencia copando todas las esferas de poder dentro del partido”, afirma el académico de la Universidad de Talca y experto electoral, Mauricio Morales.

En marzo próximo debiera definir una nueva directiva y aparecen como los nuevos referentes controladores de la colectividad. La figura con más proyección en ese sentido sería Provoste, ya que los otros dos nombres no tendrían mayor interés en un cargo directivo.

El propio Huenchumilla confirmó a T13 Semanal que la presidencia DC no está en sus planes. “Hay mucha gente disponible, puede ser Yasna Provoste, Ximena Rincón, Gabriel Silber, yo no estoy en esa carrera, no está en mi proyección personal entrar a disputar o aspirar a un cargo de esa naturaleza”, afirmó el ex intendente.

El diputado Silber, en tanto, quien aparece como el cuarto nombre de la disidencia para encabezar el partido, también declinó la opción. “En mi caso si bien uno siempre está a disposición del partido, descarto absolutamente cualquier intención de conducir la DC”, aseguró.

La hora de Provoste

Con 34,25%, Yasna Provoste registró uno de los triunfos más holgados en la elección senatorial. La ex ministra de Educación llegará al Senado no sólo con dicho resultado tras su espalda. Además de su ascendencia en la interna partidaria, que le da la mayor proyección para encabezar la falange en el próximo período, hace algunas semanas ingresó al comando de Alejandro Guillier como la representante de la Democracia Cristiana.

“Es tiempo de mujer en la DC”, aseguran en su entorno, aunque avizoran una eventual disputa con Fuad Chahín, líder del sector ‘colorín’, y que tiene mayoría en las bases a nivel regional.

“La DC requiere refrescarse en ideas y rostros y qué mejor que quienes vienen saliendo de una elección parlamentaria para inyectar un nuevo sello al partido”, dice el diputado Silber, otro de los nombres que aparece como posible candidato a la presidencia DC.

Como sea, quien asuma la conducción partidaria es todavía un misterio al interior de la colectividad. Ello ya que están a la espera de dos definiciones clave de aquí al 17 de diciembre: primero, el resultado de la segunda vuelta presidencial, y luego, qué pasará con el grupo Progresismo con Progreso, integrado –entre otros- por Mariana Aylwin, y que evalúa alejarse de la DC.

Evitar el desangramiento

La decisión, hasta ahora, es evitar pasar al tribunal supremo a los integrantes de Progresismo con Progreso, al menos hasta el 18 diciembre, cuando ya se haya realizado la segunda vuelta presidencial. “La misión como mesa es conversar con todos para tratar de convencerlos de la relevancia de acatar la institucionalidad, no podemos ser DC sólo cuando los acuerdos nos convienen”, afirmó la presidenta interina del partido, Miriam Verdugo.

Como sea, después de la segunda vuelta presidencial se espera una crisis más profunda con un quiebre interno con dicho sector. El lunes 18 de diciembre, por ejemplo, está previsto un consejo nacional para analizar los resultados electorales. La instancia se reunió al día siguiente de la primera vuelta y las escenas fueron dramáticas, con duras críticas a Goic tras su renuncia.

“Habrá un desangramiento en la elite, pero no en las bases”, adelanta Mauricio Morales, quien apunta que Progresismos con Progreso “tiene una caja de resonancia mediática muy fuerte, pero extraordinariamente débil en las bases”.

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