Ministros, subsecretarios, intendentes y embajadores. Estos son solo algunos de los cargos que un Presidente de la República debe llenar al iniciar su gestión. Un proceso que en el caso de la sede diplomática de Argentina no ha estado exento de controversias para Sebastián Piñera.
La última semana del Mandatario ha estado marcada por la polémica designación de su hermano Pablo como su representante en el país transandino. Desde entonces que la oposición ha acusado "nepotismo", mientras que algunos personeros del propio oficialismo como Jaime Bellolio (UDI) y Felipe Kast (Evópoli) han calificado la decisión como un error político.
Una controversia que este martes sumó un nuevo episodio, luego que los diputados Leonardo Soto, Daniel Núñez y Boris Barrera presentaran ante la Controlaría un requerimiento donde solicitan a Jorge Bermúdez pronunciarse sobre la procedencia de la llegada del "Polo" Piñera a la sede diplomática, acusando un "conflicto" entre el interés de la nación y los "intereses personales" de la familia presidencial. Junto con esto, argumentan que el ex directivo de BancoEstado estaría inhabilitado para ejercer el cargo por tener un parentesco consanguíneo colateral en segundo grado con el Presidente.
Si bien el gobierno había dado por cerrada la polémica, el requerimiento llevó a La Moneda a dar un giro. El encargado de oficializarlas fue el propio jefe de Estado, quien informó que había decidido congelar la implementación del nombramiento a la espera del pronunciamiento de Bermúdez.
Aunque esgrimió motivos de "prudencia" al paralizar el nombramiento, Piñera hizo una férrea defensa de su decisión, destacando la "sólida formación académica" y "amplia experiencia" en el sector público y privado de su hermano, recordando la serie de cargos que desempeñó en administraciones de la hoy extinta Concertación.
"Aquí no existe ningún acto de nepotismo ni mucho menos de descuido del interés público, pues su nombramiento no obedece a su calidad de hermano ni a ningún interés particular, si no sólo a un legítimo interés público", aseguró Piñera.
En caso de que el nombramiento de Pablo Piñera no logre concretarse, no será primera vez que una designación del mandatario de centroderecha en esa nación se vea frustrada.
El polémico "episodio Otero"
Fue en junio de 2010 que Miguel Otero concedió una entrevista al diario Clarín. Según dijo, para explicar su versión frente a publicaciones que lo sindicaban como la persona que habría encabezado una "razzia" al interior de la Universidad de Chile durante la dictadura. Afirmaciones que el abogado calificó de falsas.
Sin embargo, no fue eso lo que marcó la entrevista. El ex senador RN aseguró que antes del golpe de 1973 "Chile no estaba viviendo una democracia ni era un país tranquilo, era una guerra civil encubierta en todos los frentes".
"Si no hubiera existido el pronunciamiento militar, Chile hoy sería Cuba. Una cosa es la conducta económica, que cambió a Chile de país mendicante a un país con dignidad, que permitió la libertad de empresa y que nos llevó a ser lo que ha sido la línea económica continuada por todos los gobiernos de la Concertación", afirmó.
Y no solo eso: afirmó que "la mayor parte de Chile no sintió la dictadura. Al contrario, se sintió aliviada".
Estalló la polémica. En medio de las críticas de la entonces Concertación, Otero aseguró que había sido sacado de contexto y que la entrevista había sido de corte personal y no en su calidad de embajador.
La situación se hizo insostenible luego que Clarín publicara las grabaciones de la entrevista, las que no solo contradecían su versión sino que además mostraban comentarios sobre posiciones valóricas y políticas de Piñera, consigna la prensa de la época.
El gobierno puso el nombre de Otero en "evaluación". En respuesta, la oposición impulsó un proyecto de acuerdo que emplazaba a Piñera a pedirle la renuncia.
Finalmente, fue el propio ex parlamentario quien decidió dar un paso al costado, asegurando que no pretendió "herir ni ofender a nadie". Sin embargo, días más tarde concedió una entrevista al diario El Mercurio en la que reforzó su postura: "creo que el pronunciamiento militar fue una necesidad, sentida por la gran mayoría de los chilenos frente a la situación que existía en 1973".