Sobre la mesa de Sebastián Piñera, hace varias semanas atrás, había encuestas en que se medían nombres de posibles candidatos a Santiago. Una de las cartas que obtenía buenos resultados: el edil de Las Condes, Francisco de la Maza. Desde el piñerismo tomaron la iniciativa y comentaron los resultados con el alcalde, a quien sondearon su disposición para asumir una de las batallas más emblemáticas de las municipales de octubre próximo.

De la Maza tomó distancia de la idea. Sin embargo, sus planes no se agotaban en una nueva repostulación en Las Condes: también hizo saber al piñerismo de su disponibilidad para una candidatura presidencial. Algo que evaluaría tras las municipales, considerando los respaldos internos que tuviera en la UDI.

“Me gustaría ser Presidente de Chile, por supuesto”, admitió este martes, al explicar las razones de su bajada en Las Condes, sentado junto a Joaquín Lavín y vistiendo -como casi nunca- de corbata.

En el piñerismo no ven como algo negativo la irrupción del alcalde. Creen que más que complicar electoralmente al ex Mandatario, una posible presencia de De la Maza como eventual abanderado UDI en una primaria permitiría “ampliar la cancha” y evitar una disputa sólo entre el ex Presidente y el senador ex RN Manuel José Ossandón, quien ya patentó un ácido discurso “anti-Piñera”. De la Maza, además, ha transmitido que no comparte el tono fuertemente crítico del “Cote”.

En la UDI, en tanto, la posibilidad de que De la Maza optara por una apuesta presidencial era conocida en altos círculos del partido. En el partido se había debatido intensamente el escenario de que, pese a los deseos de tener un abanderado propio para competir en las primarias del próximo año ante Sebastián Piñera, no había figuras ya instaladas. La renuncia de José Antonio Kast intensificó dicha discusión interna.

Sin embargo, en la colectividad inmediatamente se trae a colación el perfil “díscolo” del alcalde de Las Condes, quien ha tenido una historia marcada por tensiones con el “establishment” de la colectividad.

Sus diferencias comenzaron a mediados de la década pasada, con su ofensiva para que la mesa partidaria fuera elegida a través del método de “un militante, un voto”. También cuestionó a su partido por negarse a debatir los cambios al sistema electoral binominal. Años más tarde, el edil marcó distancia del manejo de la colectividad en el caso Penta.

Pero los contrastes van más allá: el edil de Las Condes tiene posturas distintas a las de su partido en el plano valórico. Durante el gobierno de Sebastián Piñera, fue crítico cuando su partido se negó a respaldar al Acuerdo de Vida en Común, sobre uniones civiles homosexuales. Tampoco está en contra del matrimonio homosexual. En lo que sí coincide con sus compañeros de partido es en el rechazo al aborto.

“Siempre he estado solo”

“Siento que siempre he estado solo. Yo he sido el único que ha hablado de 'un militante, un voto'. También en solitario dentro de la UDI he impulsado el voto voluntario y la inscripción automática. Tengo una visión distinta no sólo de cómo el partido debe funcionar a futuro, sino también de cómo hay que abrir espacios a nivel nacional”.

Corría junio de 2007 y Francisco de la Maza asumía su compleja situación interna al interior de la UDI.

Un año antes, su ofensiva por cambiar el método de elección de la directiva -realizada a través de acuerdos en el Consejo General- había sido mayoritariamente rechazada en un Consejo Directivo Ampliado del partido. La entonces mesa liderada por Jovino Novoa y figuras como Evelyn Matthei y Jacqueline van Rysselberghe habían criticado con dureza y directamente al alcalde. Algunos de sus respaldos, como el edil Pablo Zalaquett, incluso pidieron disculpas durante la cita. Ni siquiera había recibido apoyos de Joaquín Lavín, uno de sus más cercanos.

De la Maza se retiraba golpeado, aunque sin bajar el tono: “supongamos que yo tuviera una agenda propia y que quisiera ser candidato presidencial, ¿qué tendría de malo?”, señaló en 2007.

La situación era muy distinta de la que había ocho años antes, cuando -siendo concejal de Las Condes- De la Maza era uno de los llamados “samurais”, selecto grupo de asesores de Joaquín Lavín durante su emblemática campaña presidencial contra Ricardo Lagos.

Pese al inédito resultado -forzando una segunda vuelta por primera vez desde el retorno a la democracia-, el estilo de campaña del entonces abanderado de la UDI fue calificado como “cosista” por los sectores más tradicionales de la colectividad, liderados por Novoa.

Su defensa de dicho enfoque de campaña pero, principalmente, sus crecientes críticas a la falta de democracia interna en la UDI lo enfrentaron directamente con el ex senador y con el grupo de los llamados “coroneles”, Pablo Longueira, Andrés Chadwick y Juan Antonio Coloma.

El amiguismo también es una autocrítica personal, así que se equivoca Longueira cuando me lo echa en cara. Yo reconozco que fui candidato a concejal de la UDI por mi amistad con Jaime Orpis, ahí conocí a Lavín y contribuí mucho a que sacara el 48% de los votos el ’99. Luego, yo no quería ser alcalde de Las Condes, pero Longueira y Lavín me lo pidieron encerrados en una sala de la Universidad del Desarrollo, así es que no digan que yo llegué aquí por amistad. Lo importante es que ahora, cuando haya más de un postulante interno a un cargo de elección popular, sea la gente la que decida quién es el candidato”, señaló en 2007.

Quiebre por caso Penta

Tras la derrota interna a mediados de la década pasada, De La Maza tomó distancia del debate partidario. Hasta 2012, cuando el diputado Patricio Melero asumió como presidente del partido y lo invitó a asumir una vicepresidencia. Aceptó, con la condición de poder expresar libremente sus opiniones.

“Bueno, probablemente menos del que tenían antes”, decía ese año, al ser consultado sobre el peso específico de los “coroneles”. “Hoy la UDI tiene un tamaño infinitamente mayor. Hay muchas personas que ocupan cargos de representación popular que son nuevos en la UDI, que tienen sus propias opiniones y que perfectamente son concordantes con un partido que crece”.

Aunque mantenía su planteamiento sobre las elecciones internas, mantuvo su rol en la directiva de Melero. Pero las complicaciones vendrían con la nueva administración, a cargo del diputado Ernesto Silva.

El parlamentario por Las Condes -cercano a Novoa- había asumido con un discurso de renovación. De la Maza había aceptado asumir una nueva vicepresidencia, pero ante el destape del caso Penta, marcó nítidas diferencias con la forma de manejar las denuncias de corrupción.

Así, fue uno de los principales promotores de la tesis de fijar sanciones para los involucrados en las investigaciones judiciales. Tras la renuncia de Silva a la presidencia a inicios de 2015, De la Maza también dejó su cargo de vicepresidente, planteando que estimaba necesario asumir su rol de "un militante más, para expresar con total libertad lo que me parece debe ser el futuro de nuestro partido".

Su molestia con el partido alcanzó altos niveles, y lo hizo público. “Estoy en un proceso de reflexión profundo respecto de mi militancia en la UDI. Espero poder conversar con él (el entonces presidente, Hernán Larraín) a la mayor brevedad posible”, indicó en abril del año pasado.

Plataforma: su gestión municipal

Aunque las definiciones finales aún están pendientes, en el entorno de De la Maza dicen que si se decide finalmente por una candidatura, su discurso resaltaría los resultados obtenidos como alcalde de Las Condes.

Asumen que las críticas apuntará a que se trata de una comuna “rica”, pero insisten en que De la Maza insistirá en que tener educación, salud y cultura de calidad “se puede”.

“Soy un gran defensor del modelo de desarrollo que hemos tenido los últimos años, pero creo que ha habido una pésima anticipación de nuestro sector en hacer las correcciones necesarias para darle empatía social al modelo”, decía en 2014.

Por esos años, fue crítico de los “liceos Bicentenario”, impulsados por Piñera para emular en distintas comunas la experiencia exitosa del Instituto Nacional. “Los transformaría en colegios completos, desde prebásica hasta 4° medio, y sin ningún filtro de selección. Hay que transformarlos en colegios de buen nivel aplicando la metodología necesaria para aquellos alumnos que tienen dificultades. ¡Si es muy fácil hacerles clases a cuatro genios... aprenden rapidito! ¿Pero qué gracia tiene eso?”, agregaba en ese momento, al tiempo que destacaba que “todos” los colegios de su comuna estaban “calificados de excelencia por el Ministerio de Educación y, ojo, que no seleccionamos alumnos”.

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