La advertencia de la Democracia Cristiana al gobierno tras la derrota municipal del oficialismo abrió un nuevo foco de tensión en la Nueva Mayoría. La decisión del partido de congelar su relación política con La Moneda- al suspender su participación del comité político de los lunes- lleva a uno de los momentos de mayor fricción.

Sin embargo, en la falange admiten que la situación tampoco puede estirarse mucho más. En concreto, buscan una reorientación política del Ejecutivo para la recta final de la administración de Michelle Bachelet, que no pase sólo por el cambio de ministros, como ya ha ocurrido.

Proyección de la Nueva Mayoría

La junta nacional convocada para el 29 de enero será clave para definir la política de alianza a la que suscribirá la DC para el próximo período de gobierno. El futuro de la Nueva Mayoría hace meses genera ruido en la interna del partido, donde aún no existe una postura única.

Y es que cómo seguir –dentro o fuera de la Nueva Mayoría- no sólo toca la relación con el gobierno, sino también abre la vía para el camino propio y levantar una candidatura presidencial en primera vuelta, una alternativa que empujan algunos sectores internos.

Así, hay quienes plantean la necesidad de reeditar un bloque con características más cercanas a lo que fue la Concertación e ir por el centro político, a diferencia de lo que consideran la izquierdización del actual gobierno.

Elección interna

“Con la DC no se juega”. La frase de la presidenta Carolina Goic no sólo notificó a La Moneda del malestar tras la derrota municipal. En el partido hay quienes ven la arremetida de la senadora como una jugada clave para conseguir un nuevo período al mando de la colectividad, cargo que asumió a fines de marzo, luego que el senador Jorge Pizarro dejara la presidencia.

El endurecimiento del tono de Goic se da a un mes de las elecciones territoriales del partido, proceso en el que se escoge a los miembros de la junta nacional, y antesala de la elección nacional interna, donde Goic apuesta a ganar.

En el proceso podría enfrentar a otras dos figuras que concitan apoyo de sus sectores, como Mariana Aylwin y Yasna Provoste.

Las cuentas por Blanco y Acevedo

“El cambio de gabinete se hizo mal”, comenta un dirigente respecto de la salida de Máximo Pacheco del Ministerio de Energía la semana pasada. En la DC no sólo molestó la salida del ministro socialista, que fue recibida como un espaldarazo de La Moneda a la candidatura de Ricardo Lagos, sino además se resintió la salida de Justicia de Javiera Blanco.

Si bien la ahora ex secretaria de Estado no es militante del partido, su cupo en el gabinete representaba a la DC, y contó con el respaldo transversal de la colectividad.

A ello se sumó la salida del Registro Civil de un nombre que sí milita en la falange, como Luis Acevedo, que dejó su cargo tras los errores en el padrón electoral.

En la DC resienten haber sido los únicos en pagar los costos en el cambio de gabinete.

La derrota municipal

“Echamos de menos un mea culpa del gobierno tras los resultados municipales”. La debacle del oficialismo el domingo 23 de octubre en las elecciones comunales golpeó fuerte a la DC, que redujo fuertemente su presencia municipal.

“Terminamos pagando los costos sólo nosotros”, acusan en la falange al analizar los resultados que, pese a mantenerlos en el primer lugar de la Nueva Mayoría, provocaron un retroceso electoral significativo.

En la DC adjudican parte de la pérdida de su representación a la izquierdización del gobierno y la fuga de votos de centro producto de las políticas del Ejecutivo. Por ello es que piden con urgencia a La Moneda rectificar el rumbo para los 17 meses que restan de administración.

Acotar la agenda

Este martes en el Congreso, Carolina Goic planteó la necesidad de construir una “agenda muy acotada en el tiempo legislativo que nos queda por delante. No podemos seguir abriendo temas que nos dividen”.

Uno de esos proyectos que tensionan al resto del oficialismo con la DC es el de la despenalización del aborto, que genera rechazo de un amplio sector de la falange.

Así, la exigencia democratacristiana es que el gobierno logre priorizar una agenda social y no incluir iniciativas sin consenso.

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