Siguen las repercusiones luego que el pasado 4 de julio se hiciera la entrega del documento final de propuesta constitucional elaborado por la Convención Constitucional.
En este contexto, distintas voces se han pronunciado sobre el contenido del documento y sobre la posibilidad de votar Apruebo o Rechazo este 4 de septiembre.
Uno de los últimos pronunciamientos provino de la revista The Economist, desde donde llamaron a rechazar la propuesta constitucional.
En un artículo llamado "Los votantes deberían rechazar el nuevo borrador constitucional" se indica que “es absurdamente largo, con 388 artículos. Es también fiscalmente irresponsable y excesivamente progresista”.
No obstante aquello, señala que "para ser justos, omite algunas de las peores ideas ventiladas en la asamblea, dominada por los izquierdistas. Entre ellas, la nacionalización de todos los recursos naturales (la minería genera el 12% del PIB) y la supresión de la Cámara Alta".
"El banco central mantiene su independencia, aunque se han ampliado sus competencias para incluir “la protección del empleo, el cuidado del medio ambiente y el patrimonio natural”, añade la publicación.
En esta misma línea sostiene que "algunas ideas son loables. El documento exigiría la devolución de algunas competencias a las regiones, y daría a los indígenas el derecho a ser enseñados en sus propias lenguas en las escuelas".
No obstante lo anterior, The Economist afirma que "en general, el borrador es un embrollo confuso, lleno de un lenguaje impreciso que garantiza más o menos décadas de disputas sobre lo que realmente significa".
"La ‘naturaleza’ tendría derechos. El proyecto menciona el “género” 39 veces. Las sentencias judiciales, la policía y el sistema nacional de salud tendrán que funcionar con una “perspectiva de género”, que no define”, se añade en la publicación.
En cuanto a la votación, se sostiene que "la antigua constitución chilena no era perfecta. De hecho, ha sido modificada casi 60 veces. Pero comparada con la que se propone sustituir, es un modelo de claridad. Y lo que es más importante, el antiguo proyecto de gobierno funciona. Desde que se restauró la democracia, Chile ha sido un éxito latinoamericano. El PIB por persona se ha triplicado desde 1990 y la pobreza ha disminuido".
"En lugar de desechar la vieja constitución, los chilenos deberían desechar la nueva. Cuando el proyecto se someta a referéndum en septiembre, deberían rechazarlo. La constitución actual se mantendría, y el Congreso mantendría el poder de revisarla gradualmente, por ejemplo para facilitar la construcción de un fuerte Estado de bienestar", sentenció el medio.