Por Cristián Rivas N.
La semana pasada la acción de La Polar sorprendió al mercado. En un solo día se transaron en bolsa cerca de $ 7.000 millones, equivalentes a poco más del 11% de las acciones de la compañía. Detrás de la operación los nombres eran reconocidos: sociedades ligadas a Leonidas Vial, junto a su hijo Manuel Vial; Anselmo Palma y sus socios los hermanos Fernando y Alberto Delfau, y una operación directa del actual presidente Gonzalo de la Carrera.
Todos ellos conforman el grupo que desde mediados de abril de este año mantienen la participación más alta dentro del grupo de 853 accionistas de La Polar registrados en la bolsa. A través de LarrainVial manejaban cerca del 24% de la firma y junto al empresario e inversionista Raimundo Valenzuela dominan el directorio de la empresa.
Es precisamente este último el que también hace noticia por estos días, pues desde su entorno confirman que fue la contraparte en la operación bursátil de la semana pasada. En otras palabras, el comportamiento de la compañía y su futuro no convencieron a Valenzuela, quien finalmente decidió desprenderse de toda su participación en la cadena, que alcanzaba actualmente al 8,5% de las acciones.
De hecho, cercanos a Valenzuela explican que el empresario no cree en los planes de La Polar y que le llama la atención que los inversionistas sigan creyendo que la empresa pueda llegar a ser más de lo que es hoy y que se puedan dar vuelta los resultados.
El paso a paso de la salida
A fines del año pasado Raimundo Valenzuela se transformó en el principal accionista individual de La Polar, cuando canjeó la deuda que manejaba en acciones y se hizo del 12,9% de la compañía. Pero su interés no era permanecer. Él mismo reconoció a sus cercanos que buscaba el mejor momento para salir de la compañía que le provocó millonarias pérdidas con la crisis que enfrentó en 2011.
Una muestra de ello se había dado ya en marzo pasado, cuando vendió alrededor del 3% de su participación a este mismo grupo de inversionistas manejado por LarrainVial. Pero las expectativas del mercado en cuanto a su salida habían amainado, desde el momento en que se le presentó como parte del grupo que haría resurgir a la compañía.
“Somos todos empresarios y encuentro muy atractivo que exista una mezcla de talentos complementarios para enfrentar este gran desafío”, dijo Gonzalo de la Carrera a El Mercurio en mayo pasado. Allí mismo, enfatizó en que el espíritu de estos nuevos inversionistas era dar vuelta los resultados de la empresa dentro de 24 meses.
En lo que va de este año, si bien las cosas han mejorado, todavía no se ve que la tarea vaya a ser muy sencilla. A junio, la firma registró pérdidas por $ 5.858 millones, un 36,96% menos que el año previo. Un punto no menor que todavía debe enfrentar es la convertibilidad de varios millones de dólares en bonos que tienen la opción de transformarse en acciones, provocando todavía una mayor disminución de valor entre sus actuales accionistas.
La estrategia de los nuevos accionistas mayoritarios de La Polar ha sido mantener a raya los costos e intentar elevar sus ingresos, pero por sobre todo, mejorar la rentabilidad del negocio.