La alemana Jeannette Von Wolfersdorff es reconocida en el mundo empresarial: no sólo porque fue la primera mujer en ser directora de la Bolsa de Comercio de Santiago, sino que porque a menudo suele criticar la visión y forma de operar del sector. Preside la Fundación Observatorio Fiscal, donde analiza datos y revisa en detalle cómo se gastan los recursos públicos. No sin razón fue elegida por el equipo de Hacienda para presidir la Comisión Asesora Ministerial para el Gasto.
En entrevista con Mercado Global, de Tele13 Radio, criticó el nuevo plan de emergencia por ser demasiado convencional, y cuestionó a los gremios que, en su opinión, no siempre representan a sus bases. Aquí profundiza su mirada hacia el país.
-¿Cómo califica el nuevo acuerdo económico?
-Por un lado, ha sido importante haber logrado un acuerdo marco para los próximos 24 meses entre el Gobierno y la comisión de Hacienda del Senado, basado en una propuesta de un grupo de economistas convocados por el Ministro Briones. Acerca de los US$ 12 mil millones acordados, hay tres grandes pendientes, no especificados todavia. Primero, la rendición de cuentas y transparencia de estos recursos, dado que se manejarán de forma extrapresupuestaria, lo que constituye un riesgo en materia de buen uso de esos recursos. Por el otro lado, en materia de ‘sostenibilidad medioambiental y social’, lo considero convencional, y más bien elaborado con una lógica del siglo pasado. Y, por último, pienso que el endeudamiento del país, pagado a través de recursos ciudadanos, que pasan por el Estado, debería condicionarse a un compromiso de realizar reformas prioritarias pero postergadas para que el sector público sea más eficiente y transparente.
-Sobre el contenido del acuerdo, entonces, ¿le parece poco innovador?
-El plan de emergencia me parece muy conservador. A nivel internacional, actores importantes como el World Economica Forum, McKinsey o la OECD están llamando a repensar profundamente cómo producimos y consumimos, frente a las desigualdades actuales, el cambio climático y la perdida de biodiversidad. El mismo World Economic Forum planifica su proximo summit, que se llamará “reset”, con la invitación explícita de no solo atender la urgencia inmediata, sino aprovechar esta ventana de oportunidad, para construir una economía distinta, más equitativa, humana y sostenible. En Europa, el paquete fiscal acordado se llama “Next Generation”. Aquí, por ahora, parece más bien “Past Generation”. Se entiende que el Gobierno está enfocado en atender las urgencias inmediatas, pero en paralelo, debe definir los títulares de la economía del futuro. El momentum es ahora, para además lograr los consensos entre todos los actores.
-Las obras públicas juegan un rol importante para la reactivación. ¿Qué opina al respecto?
- Tal como se ha analizado, se prevé para fines de 2020 una contracción significativa del gasto de capital. Post Covid, entonces, la inversión en infraestructura pública será primordial para impulsar con mayor dinamismo el crecimiento económico, sobre todo en los distintos sectores más afectados por la desaceleración, como lo es el sector de la construcción. Eso es parte del plan del gobierno para reactivar la economía. Pero en lo tiempos de hoy, cuando los paradigmas del pasado quedan obsoletos, hay que afinar los objetivos de esa re-activación. Porque el gasto público no es “para financiar infraestructura” – eso no es un objetivo en sí mismo. El gasto público tampoco existe para aumentar el PIB, sino para aumentar el bienestar de los ciudadanos.
-El plan del gobierno establece reactivar la inversión pública por medio del MOP y el Ministerio de Vivienda para incentivar el empleo, por ejemplo.
-Por supuesto, y eso es importante. Pero, lo importante será invertir en empleos del futuro - no los mismos del siglo pasado, sino ligados a la infraestructura sostenible, la vivienda mejor aislada, hidrógeno verde, y en general, las oportunidades de la cuarta revolución industrial. Para el caso de la infraestructura pública, la inversión tiene que cambiar su enfoque, como lo explicita también el WEF, y alejarse de presentar productos (calles, autopistas, pavimentación), a presentar soluciones medibles para los ciudadanos: ciudades amigables, conectividad sostenible. Ello requiere de un reporte distinto sobre los objetivos de las OOPP y cómo benefician a las personas, cómo estos se involucran más en la planificación, cuáles son las metas, cómo se monitorea, controla y rinde cuentas de forma efectiva, - lo que no es parte conceptual del acuerdo del gobierno.
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-Además ha mencionado la sostenibilidad de las obras públicas, o vivienda. ¿También debería haber sido parte del acuerdo?
-En esta crisis, aprendimos que la sostenibilidad no es un lujo, sino que una condición básica para que las personas podamos vivir de forma saludable y en armonía con el planeta en el futuro. La descontaminación del aire, por ejemplo, implicaría considerablemente menos consultas de urgencia por crisis obstructiva. En lugares descontaminados, por ejemplo, ya se pudo ver cerca de 66% menos casos de crisis obstructivas - especialmente para niños entre 0 y 4 años, según datos de la Universidad Católica de Valparaíso. Ello lleva no solo a un menor gasto público en salud, sino ante todo, mayor bienestar de los ciudadanos. En lugares con planes de descontaminación.
En este sentido, toda la inversión pública debería apuntar a este cambio conceptual y apoyar la transición de nuestra economía hacia una economía circular y más equitativa (y saludable). Falta un compromiso explícito del gobierno en esta materia, y la definición de una taxonomía que permite medir este compromiso, sea para obras públicas u otras inversiones.
-¿Cuál es su mayor preocupación respecto a la reactivación vía obras públicas?
-Bueno, existen importantes desafíos en materia de transparencia en la infraestructura de uso público. Hoy, el monitoreo de obras y concesiones es complejo y en parte, opaco. Acerca de los últimos, no hay datos abiertos que permitan un seguimiento adecuado. Hay que pensar que los pasos siguientes posterior a la adjudicación del contrato son tan vulnerables a la corrupción como las fases anteriores, y justo sobre ello, es importante que construyamos ahora un estándar de data que permite un monitoreo adecuado, en línea con lo que la OCDE recomienda. El acuerdo del gobierno no se hace cargo de esto, es decir, de aspectos que son importantes para la probidad en el uso de los recursos públicos, en especial, cuando se planifica un gasto que se ejecutará con celeridad. En términos generales, pienso que ahora, cuando el gobierno invierte fondos de todos los ciudadanos en la economía, es el momento también para elevar el estándar, en materia sostenibiliad y anticorrupción.
Crítica a los gremios
Von Wolfersdorff asegura que mientras destacadas instituciones -como el ya citado World Economic Forum o el WBCSD- piden avanzar hacia un capitalismo más equitativo, menos concentrado y sustancialmente más sostenible, aquí en Chile, todavía “no hemos logrado entablar una conversación real y profunda con los gremios empresariales, y en especial, con los grandes empresarios. Es más, indica que cuando los gremios hablan de sostenibilidad y transparencia, sin avanzar de forma concreta y medible, finalmente buscan mantener el status quo en nuestra economía. “Al menos históricamente, es lo que por ejemplo la SOFOFA ha hecho bajo el liderazgo de Bernardo Larraín”.
-¿Cómo ha sido su relación con los gremios? ¿Ha experimentado roces?
-En el marco del llamado por una reactivación sostenible, hubo mucho interés de sumar a la CPC y SOFOFA o la Cámara Chilena de Construcción, entre otros. SOFOFA y CPC incluso habían señalado que probablemente iban a sumarse, porque le pareció positivo el “Call to Action”, en el actual momento. Desde la CPC incluso se pidieron ajustes a este llamado, lo que llevaron a cambios en el sentido de eliminar reflexiones sobre la desigualdad estructural en nuestra sociedad, y no ahondar en la necesaria modernización al capitalismo. Pero en última instancia, la CPC y sus las ramas, incluida Sofofa, decidieron restarse, y presentar posteriormente sus mesas de “re-enganche”, para la activación económica.
-¿Y reenganchar no era la solución a una economía más sustentable?
-Justamente lo que no queremos es re-enganchar. Queremos evolucionar hacia una economía circular con más empresas medianas, menos concentración económica, y restaurando los equilibrios con el medioambiente. El país necesita eso, y solo habiendo resuelto ello, se debería pensar en la filantropía de los empresarios. Por ahora, en la CPC, es justo al revés. Si Juan Sutil mantiene esta estrategia, pienso que es probable que tensione la paz social porque amplias partes de la ciudadanía de hoy buscan cambios sistémicos, y que los empresarios cooperen para ello.
-Pero grandes empresas decidieron sumarse, Ski Airlines o Arauco, por ejemplo.
-Contando las instituciones asociadas a varias redes que se sumaron, mucho más de 600 organizaciones, incluidas grandes empresas están haciendo este llamado a la acción. Pienso que hay múltiples empresas y empresarios de todo tamaño que quieren una conversación distinta, y que están abiertos a repensar los incentivos y regulaciones actuales, con el fin de impulsar no solo modernizaciones necesarias para estar más competitivo frente a la cuarta revolución industrial, sino también, para que la economía deje de ser un reproductor de concentración, desigualdad y contaminación.
-¿En ese sentido cuál debiera ser el rol de los gremios mirando hacia el futuro?
-Hay que repensar el rol y funcionamiento de los gremios, con el fin de que sean menos rígidos. Hoy, es imposible despachar reformas importantes sobre el capitalismo y la reactivación sostenible, si las grandes empresas e inversionistas no las apoyan. A la vez, si los gremios juegan un rol tan importante: también requieren de una regulación distinta para evitar sus capturas.
¿En su opinión son democráticos los gremios?
-Hoy no se escuchan voces reformistas desde los gremios que apoyan modernizaciones a nuestro modelo económico. Lo que levanta la pregunta sobre cuán democrático, cuán concentrado son y cómo lograr repensar los incentivos para que se convierten en un motor de innovación, en vez de frenarla. Porque frenarla solo provoca propuesta más polarizadas desde otras personas, - y produce tensión para nuestra democracia misma. Pienso que en Chile debe avanzarse hacia más transparencia en los gremios empresariales, porque juegan un rol importante frente a la modernizión que necesitamos. Acerca del llamado hacia una reactivación sostenible, por ejemplo, me pregunto ¿quién es realmente el que se opone a modernizaciones que a toda luz son evidentes? En este sentido, las actas de gremios deberían ser públicos.