Por Pablo Cádiz y Beatriz Apud
Fue a través de cables milimétricos y una cámara endoscópica ubicada en una posición estratégica que se inició la captura de las imágenes a un grupo de funcionarias de la armada de la Fragata Lynch.
Así lo detalló el comandante en jefe de la institución, Enrique Larrañaga, quien asistió a una sesión convocada por la Comisión de Defensa de la Cámara para abordar el caso.
Larrañaga afirmó que dentro de los antecedentes, se encuentra que el sargento investigado ordenó borrar las imágenes obtenidas por uno de los funcionaros, y distribuidas a sus amigos mediante mensajes de WhatsApp y Messenger (Ver subtítulo). Pero además, detalló cómo se introdujo la red que permitió captar las imágenes que hoy tienen a la armada en el centro de la polémica.
Según detalló, la grabación se efectuó entre departamentos conjuntos, que se encuentran separados por una muralla que no tiene más de 4 milímetros de espesor. Esto a través de una cámara endoscopia y un teléfono celular.
El marinero que filmó tenía una cámara que compró a través de Alliexpress. Y, aprovechando un orificio donde pasan los cables que alimentan de energía al buque, detectó que había un espacio de 6 milímetros de ancho que permitía que el introdujera la Cámara. Las imágenes daban justo a la parte superior de la cama de una de las funcionarias filmadas.
El cable, en total, no necesitaba una extensión superior a los tres metros. Dado que la cámara estaba conectada a su teléfono celular, la obtención de imágenes se realizaba en tiempo real.
Sin embargo, dijo Larrañaga, "no tenemos ninguna certeza de cuáles son las filmaciones, ni las fotografías que existen, porque él declara que hizo 8 filmaciones de 8 segundos cada una, las cuales no están, ni en su teléfono, ni en el computador".
El otro punto a través del cual se obtuvieron las imágenes fue a través de una cañería ubicada en el entrepuente, que cuenta con un recubrimiento.
Se habló de una red de espionaje. No quiero bajar el perfil a la gravedad de la falta, y al delito que se cometió, porque ambas cosas existen, pero hablar de una red de espionaje me parece bastante aventurado, cuando es una persona, un marinero de 22 años que filmó lo que pudo y se lo distribuyó a sus amigos a través de WhatsApp
Actualmente, la PDI se encuentra periciando los equipos para recuperar el contenido de las filmaciones.
Sargento ordenó borrar imágenes
El caso estalló en noviembre luego que un marinero tuviera conocimiento que otro funcionario había obtenido imágenes a través de una cámara y de un teléfono celular del personal femenino a bordo. Este funcionario dio cuenta a su jefe, un sargento. "El sargento se enteró de enteró de esto, mandó a buscar al marinero que había obtenido la grabación, quien le manifestó que la había enviado a cuatro miembros más de su grupo de amigos, a través de WhatsApp y Messenger", detalló Larrañaga.
Sin embargo, a esto se suma un factor hasta ahora desconocido. "El Sargento convocó a todos los afectados, les dio instrucciones de borrar todo lo que tenían en sus computadores y los teléfonos. Les hizo ver que esto era una falta grave, que podía tener serias consecuencias, y que botara la cámara", detalló.
Los cinco involucrados dijeron que habían cumplido las instrucciones. Ante eso, el sargento dio el tema por cerrado por contenido y no informó a nadie más. "Ahí evidentemente hay una falta. Pero lo hizo considerando que la situación estaba controlada", dijo el comandante en jefe de la armada.
El 13 de diciembre de 2016 se suma un nuevo episodio. Otro marinero pidió el computador para hacer un trabajo a uno de los involucrados en la grabación. Cuando lo abrió, se dio cuenta que aún habían imágenes.
"Dado que el marinero no había cumplido las disposiciones y que se estaba vulnerado la privacidad de camaradas de armas -de otro sexo, pero camaradas al fin- acudió nuevamente donde el sargento y le hizo presente esta situación, y que iba a dar cuenta de los superiores", detalló.
Fue así que el segundo comandante informó al comandante y se inició la indagatoria el 13 de diciembre. Un día después, se inició la investigación sumaria administrativa, tras lo cual fue el turno de la fiscalía naval.
Hoy, en su asistencia a la comisión, Larrañaga señaló que de los nueve funcionarios investigados uno de ellos se encuentra privado de libertad, que es el que inició el espionaje. El resto de los involucrados -que formaban parte de un grupo de WhatsApp donde se enviaban las fotos- se encuentra en libertad bajo fianza.
Los funcionarios investigados arriesgan sanciones que van desde los 30 días de arresto, una amonestación muy severa o la cesación del cargo.
Una de las frases que marcó la intervención de Larrañaga fue cuando calificó de "desquiciado" al funcionario que montó la red de espionaje. Si bien la investigación está en curso, agregó que se trata de "una persona que evidentemente no está en condiciones de pertenecer a la institución".