La basura y los plásticos son elementos contaminantes cada vez más comunes en el mar. No es extraño ver que ballenas, tortugas o peces mueran por el consumo de éstos, sin embargo, es una realidad que no deja de ser preocupante y que debe cambiar por el bien del medioambiente y la biodiversidad.
Ante esto nace una preocupación: los microplásticos. Se trata de pequeñas partículas plásticas invisibles al ojo humano y que son tragadas por distintos animales o crustáceos marinos.
Tal es el caso de la centolla Lithodes santolla, o más conocida como centolla magallánica. Gracias a investigaciones realizadas por la Universidad de Magallanes, se logró constatar la presencia de microplástico en su cavidad estomacal, siendo así el primer caso dentro de esta especie según consignó La Tercera.
Esta investigación tomó una muestra de 30 ejemplares de Bahía Nassau, de las cuales ocho (27%) presentaron microplásticos de entre 3,0 y 20 mm en su mayoría de color azul.
“Se trata solamente de registros visuales de contenidos estomacales, acotado a un punto específico de la región, y a una muestra que representaría apenas a un 1% de la población de centollas estimada para Magallanes y la Antártica Chilena” señaló en un comunicado Claudia Andrade, investigadora del Instituto de la Patagonia y coautora del estudio.
Esta investigación realizada por la casa de estudios corresponde a un anexo de un proyecto del Instituto del Fomento Pesquero (Ifop).
¿Esto significa un riesgo para los humanos?. “Claro que sí”, responde Soledad Acuña, coordinadora de la campaña antiplásticos de Greenpeace, ya que “nos estamos comiendo el plástico, y a la gente no le gusta saber que come plástico”, afirmó al diario.