El Tribunal Oral en Lo Penal de Calama condenó al militar José Cuevas Meliñir a cuatro años de cárcel, luego de que se le declarara culpable del delito de tortura en contra de ocho personas, durante el Estado de Excepción que regía en nuestro país en abril de 2020, producto del COVID-19.

El uniformado de 36 años abandonó a ocho personas que habían sido detenidas, en el desierto y las dejó a su suerte en medio de la noche.

Según consta en el fallo del tribunal de la región de Antofagasta, la noche del 17 de abril la patrulla del Ejército de Chile a cargo del comandante de escuadra Mauricio Zamorano y conformada por cinco militares más además de Cuevas, detuvo a ocho civiles, quienes fueron subidos a un camión militar.

En primera instancia los detenidos habían sido llevados a la Comisaría de Calama, pero Carabineros pidió a los militares que llevaran antes a las personas a constatar lesiones a un centro asistencial.

El cabo primero Zamorano le dio la orden, según dice el fallo de la justicia, a Cuevas Meliñir que trasladara a los civiles a constatar lesiones al Hospital Carlos Cisternas y que luego los “dejara por ahí”.

“Acatando dicha orden, José Cuevas Meliñir en su calidad de conductor del vehículo militar, ordenó a los restantes integrantes de la patrulla que subieran a los detenidos individualizados al camión, luego de los cual los trasladó por cerca de 25 minutos hasta llegar a un sector indeterminado de la ruta que une Calama con el Poblado de Chiu-Chiu, en donde se desvió unos 600 metros hacia el interior del desierto”, relata el fallo.

“Al detenerse el camión, los funcionarios de la patrulla, por orden de Cuevas Meliñir, desembarcaron forzadamente a los civiles, los posicionaron delante del camión, que tenía las luces encendidas, quedando dichos miembros del ejército detrás de los detenidos, y les entregaron sus teléfonos celulares. Acto seguido, Cuevas Meliñir informó a los detenidos que tenía tiros en su arma de servicio, para inmediatamente después empezar a ‘contarles tiempos’, al término de cual los detenidos debían ‘desaparecer’, mientras simulaba la preparación de su arma de fuego, generando un ruido que fue escuchado por los civiles, quienes asustados por la amenaza, salieron corriendo del lugar en diversas direcciones. Sucedido esto, el personal militar abordó el camión y se retiró del lugar rumbo a la primera comisaría de Calama, dejando abandonadas a las víctimas a su suerte en el frío y la noche del desierto”, añade.

El tribunal decretó la absolución, por falta de acreditación, de los demás efectivos militares Ernesto Pinto, Miguel Antonio Martínez, Konrad Lahr y Mauricio Zamorano, a quienes la fiscalía acusó de ser coautores del delito de torturas.

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