Las primeras autopsias realizadas este lunes en 10 de las 109 víctimas encontradas en un bosque del sureste de Kenia, donde se reunía una secta, revelaron decesos causados por el hambre y por asfixia, anunció un responsable forense.
Los forenses realizaron la autopsia de nueve cuerpos de niños, de entre 1 y 10 años, y de una mujer, en la morgue del hospital de Malindi (sureste), declaró a la prensa el jefe de los servicios nacionales de medicina forense, Johansen Oduor.
"La mayoría tenían características de hambre. Vimos características de personas que no habían comido, no había alimentos en el estómago, la capa de grasa era muy fina", explicó.
Sin embargo, dos niños presentaban señales de haber muerto por asfixia. "Por lo que entendemos, hay indicios de que [los niños] fueron asfixiados. Eso puede ser una de las causas de la asfixia. Ese fue [el caso] de dos niños", afirmó, precisando que a los cuerpos "no les faltaba ningún órgano".
Los resultados completos y la identificación de los cuerpos a partir de muestras de ADN podrían tomar "meses", indicó Oduor.
Al menos 109 personas, niños en su mayoría, murieron en el bosque de Shakahola, donde solían reunirse los seguidores de una secta llamada Iglesia Internacional de la Buena Nueva, según un balance aún provisional.
Los investigadores sospechan que muchos adeptos murieron de hambre tras haber seguido las consignas del pastor autoproclamado de la secta, Paul Mackenzie Nthenge, quien instaba a sus seguidores a ayunar hasta la muerte "para conocer a Jesús".