El portavoz de la Santa Sede, Greg Burke, anunció que se dejará de vender cigarrillos a precio reducido a partir del año que viene porque "no puede contribuir a una actividad que es claramente dañina" para la salud.

La decisión, tomada por el papa Francisco, solo afecta a los empleados del Vaticano y a otras personas que tienen el derecho de comprar en las tiendas con bajos impuestos que funcionan en su territorio.

"Aunque los cigarrillos que se venden a los empleados y pensionistas en el Vaticano a un precio reducido son una fuente de ingresos para la Santa Sede, no se puede legitimar ningún beneficio si pone vidas en riesgo", añadió Burke.

En Roma, el derecho para comprar en el Vaticano está considerado como un gran privilegio: aquellos que lo tienen también pueden comprar alcohol, combustible, comida, medicinas, relojes, ropa de diseño y productos electrónicos a un precio más económico.

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