AFP
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encontró este lunes con víctimas del huracán Michael en áreas devastadas de Florida y Georgia, donde una vez más puso en duda el consenso científico de que el cambio climático es causado por la actividad humana.
La visita ocurrió casi una semana después del paso de la tormenta, cuando miles de personas siguen sin agua corriente y sin electricidad.
La tormenta de categoría 4 azotó el Golfo de México en Florida el miércoles, con vientos que llegaron a los 250 km/h. Después pasó por los estados de Georgia, Carolina del Norte -que ya había sufrido el huracán Florence el mes pasado- y Virginia.
Dejó cuantiosos daños y al menos 18 muertos, según reportes de medios estadounidenses.
"Es increíble la potencia de la tormenta", dijo Trump al constatar la magnitud del desastre acompañado por el gobernador de Florida, Rick Scott, y por la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.
"Alguien había dicho que era un tornado, muy pero muy grande. Realmente fue así. Esto va más allá de cualquier viento que hayamos podido ver antes", agregó el presidente.
Trump y su esposa Melania salieron de Washington por la mañana y sobrevolaron en helicóptero las zonas afectadas en la ciudad de Panamá City y el pequeño balneario México Beach, que sufrieron enormes daños.
Allí miles de hogares y negocios resultaron destruidos, las líneas eléctricas y la red telefónica están fuera de servicio en la mayoría de los vecindarios, y sólo las carreteras principales fueron despejadas.
Después, el presidente estadounidense se dirigió a la localidad de Lynn Haven, al norte de Panama City para visitar un centro de ayuda a los damnificados donde repartió agua.
Trump y su esposa también visitaron Macon, Georgia, donde fueron informados sobre los daños causados por el huracán.
Tras bajar del avión en Florida Trump habló brevemente con la prensa acompañado de Scott, a quien alabó por haber hecho un "trabajo increíble".
El gobernador replicó agradeciendo la ayuda federal y afirmó que se le entregó todo lo que había pedido.
"Uno no diría que había casas" en este lugar, dijo Trump tras constatar la magnitud de la devastación.
Los socorristas, que llegaron al sitio el día después del desastre, establecieron centros de distribución de agua y alimentos. Las organizaciones de beneficencia como el Ejército de Salvación y muchas congregaciones religiosas también han levantado puntos de distribución.
"Algo ahí"
Trump, un escéptico del cambio climático desde hace mucho tiempo, dijo que cree que el clima está cambiando, pero argumentó que cualquier empeoramiento podría no ser permanente, al tiempo que cuestionó el abrumador acuerdo científico en torno a que el calentamiento global es causado por la actividad humana.
"Hay algo allí, hecho por el hombre o no. Hay algo allí. Va a ir y venir", dijo Trump en Georgia.
"Nos ha afectado el clima, no hay dudas al respecto", dijo.
Sin embargo, señaló que en el pasado se produjeron violentos huracanes que causaron una destrucción generalizada.
"El que dicen que fue peor, dos o tres (veces) peor, fue en la década de 1890 y otro hace exactamente 50 años. Los vientos eran de 200 millas (322 kilómetros) por hora. ¿Quién sabe? Eso son los números", dijo.
"Supervivencia"
"Ahora se trata de mera supervivencia", dijo Daniel Fraga, quien vive en el modesto vecindario de St. Andrew de Panama City, donde la solidaridad está a pleno.
"Lo bueno es que todos nos hemos unido, nos ayudamos mutuamente y todos cuidan de los demás", contó el joven electricista.
Más de la mitad del condado de Bay -que incluye a Panama City- aún no tenía electricidad el lunes por la mañana, mientras que varios condados del interior sufrían un corte de más del 80%, según la división de manejo de emergencias para Florida.
El Ejército y la Guardia Nacional de Estados Unidos, junto a la policía, también recorren constantemente Panama City ya que el área queda sumida en la oscuridad al anochecer.
La base de la Fuerza Aérea de Tyndall, ubicada entre Panama City y México Beach -cuya infraestructura también resultó dañada gravemente- fue objeto de muchas especulaciones sobre su estado.
Algunos de sus hangares muy dañados albergan sigilosos aviones F-22 Raptors, conocidos por su enorme costo unitario.
"Visualmente, todos estaban intactos y parecían estar en buenas condiciones, si tomamos en cuenta el daño sufrido por los edificios", informó sobre los aparatos la fuerza aérea en una declaración después de una ronda de control el domingo.