La muerte de cinco policias en Dallas (Texas) durante una marcha organizada para protestar por la muerte de dos ciudadanos negros a manos de agentes policiales blancos esta semana es uno de los eventos más mortales que han enfrentado las fuerzas de seguridad en Estados Unidos en lo que va de siglo.
No habían muerto tantos policías en un solo evento desde el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11-S. Ese día perdieron la vida 71: 37 de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey y 23 del Departamento de Policía de Nueva York.
El de Dallas no fue un evento fortuito. El principal sospechoso por los hechos, Micah Xavier Johnson, profirió amenazas en contra de los agentes antes de caer abatido y según la policía de Dallas, dijo que lo que quería era matar policías blancos.
Por número de víctimas, el segundo suceso más mortífero se produjo hace casi un siglo, en 1917, cuando nueve funcionarios fallecieron por causa de una bomba colocada en una comisaría de policía en Milwaukee. Se cree que se trató de una acción de un grupo anarquista, pese a que los responsables nunca fueron atrapados.
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En el último siglo ha habido otros tres incidentes en los que han muerto ocho funcionarios. El más reciente fue el ataque con bomba realizado en 1995 por Timothy McVeigh y Terry Nichols en contra de un edificio federal en Oklahoma City, en el que fallecieron 168 personas, entre ellas cuatro agentes del Servicio Secreto.
Los otros dos casos ocurrieron en 1950, cuando murieron ocho funcionarios policiales durante una revuelta de un movimiento nacionalista en San Juan (Puerto Rico); y en 1929, cuando ocho guardias penitenciarios fallecieron durante un motín en una cárcel del estado de Colorado.
El otro suceso en el que hubo más víctimas se produjo en 1932, cuando fallecieron seis policías de Missouri que rodeaban una casa en la que se alojaban dos sospechosos por la muerte de un alto funcionario policial del condado de Greene. Los sujetos lograron escapar a Texas, pero se suicidaron cuando las autoridades les dieron alcance.
En 1975, cinco funcionarios murieron a manos de Mark James Essex, un miembro de las Panteras Negras, un grupo nacionalista y revolucionario negro, quien mató a nueve personas en dos acciones como francotirador. Días más tarde, tiradores de la policía lo matarían a él.
Lo ocurrido este jueves puede convertirse en un suceso más grave aún, pues los francotiradores que actuaron esa noche dejaron heridos a otros siete policías y algunos de ellos se encuentran en condición crítica.
¿Guerra contra la policía?
Cuando en septiembre de 2014, Darren Goforth, subjefe de la Policía del Condado de Harris en Houston (Texas), murió asesinado en una estación de gasolina en una especie de emboscada, algunos comentaristas empezaron a hablar sobre una suerte de guerra contra la policía.
Esa idea pareció coger vuelo, además, por el incremento de muertes de policías ocurridas en 2014 en comparación con 2013, al pasar de 27 a 51 fallecidos.
Esa hipótesis fue descartada por Seth Stoughton, un policía retirado que ahora trabaja como profesor de Derecho de la Universidad de Carolina del Sur, quien advirtió que la comparación entre un año y otro llevaba a interpretaciones equivocadas.
"Aunque la cifra de policías muertos en servicio casi se duplicaron de 2013 a 2014, ese aumento es engañoso pues 2013 fue un año con un número inusualmente bajo de fallecimientos, mientras 2014 es un año totalmente comparable con el promedio de la última década", dijo en Stoughton en una entrevista con la emisora NPR.
La cifra de 2015 también parece similar a 2014. 58 policías fallecieron en Estados Unidos el año pasado en situaciones relacionadas con su trabajo. De estos, 18 murieron por heridas causadas por armas de fuego, según información del Fondo Nacional por la Memoria de los Funcionarios Policiales.
En lo que va de 2016, han fallecido 56 policías de los cuales 26 perdieron la vida por disparos de armas de fuego.
Esa cifra, no obstante, no significa necesariamente que vaya a producirse un incremento importante en el número de funcionarios muertos.
Según explicó David Harris, profesor de Derecho de la Universidad de Pittsburgh, no es posible predecir cuántos policías serán asesinados en lo que resta de 2016. "Las tendencias suben y bajan cada año", dijo a la BBC.
En los últimos años las muertes de funcionarios policiales han sido más frecuentes. Sin embargo, estadísticas del FBI muestran que el número de los que son asesinados (cuyo fallecimiento no es accidental ni se debe a alguna emergencia médica) sigue una tendencia descendente.
Esta disminución puede ser atribuida a varios factores, incluyendo el hecho de que los funcionarios están mejor entrenados y cuentan con mejor equipamiento.
Seth Stoughton señala que hay una percepción entre los ciudadanos de que los policías son víctimas con mayor frecuencia de ataques montados como una emboscada como el ocurrido en Dallas.
"El tipo de violencia contra la policía es percibida como cambiante", dijo Stoughton a la BBC.
Añadió que la ciudadanía se enfoca con frecuencia en las muertes de policías que causan mayor conmoción, lo que hace que la situación pueda parecer más grave de lo que probablemente es.
Si bien es cierto que tras los sucesos de Ferguson (Misuri), en agosto de 2014, cuando el joven negro Michael Brown murió tiroteado por el policía blanco Darren Wilson se gestó un gran movimiento de protesta en contra de la violencia policial. También ha habido muestras de apoyo.
Este viernes, de hecho, la Policía de Dallas publicó varias fotos y mensajes en su cuenta de Twitter para agradecer a los ciudadanos la solidaridad recibidas por parte de la comunidad, tras la muerte de sus cinco funcionarios.
Las muestras de apoyo han incluido al propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien advirtió que cuando alguien dice que las vidas de los negros son importantes (en alusión al movimiento contra la violencia policial Black Lives Matter), no quiere decir que las vidas de los policías no lo sean.
Su declaración buscaba apaciguar las aguas del malestar social. Queda por ver si funciona.