Los enfrentamientos entre las fuerzas separatistas armenias de Nagorno Karabaj y el ejército azerbaiyano continuaban sin tregua este lunes, después de un día marcado por el bombardeo de zonas urbanas que provocó víctimas civiles.

El ministerio de Relaciones Exteriores de los separatistas de la autoproclamada república de Nagorno Karabaj, apoyados política y militarmente por Armenia, dijo que su capital Stepanakert, de 50.000 habitantes, fue blanco de "intensos disparos de cohetes" por la mañana.

El día anterior, a ambos lados del frente, el fuego de artillería alcanzó a ciudades de Nagorno Karabaj y también de Azerbaiyán. Según balances oficiales, los bombardeos mataron a cuatro personas en Nagorno Karabaj y cinco en Azerbaiyán. También hubo numerosos heridos.

Como ocurre desde que se reanudó el conflicto el 27 de septiembre, los beligerantes volvieron a acusarse mutuamente de atacar deliberadamente a los civiles y difundieron imágenes de casas destruidas o de misiles sin explotar en las fachadas.

El balance de muertos, todavía parcial ya que Azerbaiyán no comunica sus pérdidas militares, asciende a 251 personas: 209 combatientes separatistas, 18 civiles de Karabaj y 24 civiles azerbaiyanos. Pero cada lado afirma haber matado entre 2.000 y 3.000 soldados enemigos.

El conflicto armenio-azerbaiyano se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando a finales de la década de los ochenta el territorio azerbaiyano de Nagorno Karabaj, poblado mayoritariamente por armenios, pidió su incorporación a la vecina Armenia, tras lo cual estalló una guerra que causó entre 25.000 y 30.000 muertos.

Al término de los combates, que se prolongaron hasta 1994, las fuerzas armenias se hicieron con el control de Nagorno Karabaj y también ocuparon vastos territorios azerbaiyanos para unirlo a Armenia.

La nueva escalada del conflicto podría tener consecuencias impredecibles porque hay varias potencias con intereses en la región: Rusia, el árbitro regional tradicional, Turquía, aliada con Azerbaiyán, e Irán.

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