por Jay DESHMUKH AFP

El primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, admitió este lunes la posibilidad de que el avión ruso que se estrelló el 31 de octubre en Egipto con 224 personas a bordo fuera blanco de un "acto terrorista", y el titular de la diplomacia británica evocó un atentado con bomba del grupo Estado Islámico.

La rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) aseguró haber derribado el avión como represalia por los bombardeos rusos en Siria, pero no explicó cómo lo consiguió.

"La posibilidad de un acto terrorista sigue siendo considerada, naturalmente", dijo Medvedev en una entrevista al diario estatal Rossiiskaia Gazeta publicada este lunes. Rusia se ha convertido en un objetivo prioritario de EI tras su intervención en el conflicto sirio apoyando al régimen de Bashar Al Asad, desde comienzos de octubre, contra rebeldes y yihadistas

Moscú parece inclinarse ahora por la pista terrorista, al igual que las potencias occidentales, y ha prohibido los vuelos comerciales a todo Egipto.

A Egipto, por su parte, parece que le cuesta admitir la tesis del atentado. El Gobierno repite que no puede sacar ninguna conclusión definitiva hasta que no concluya una investigación que, advierte, puede ser larga.

Egipto reforzó esta jornada la seguridad en Sharm el Sheij, de donde siguen marchándose cientos de rusos y británicos, y trataba de salvar su sector turístico, golpeado por el siniestro del avión.

Varios países, incluyendo Gran Bretaña y Estados Unidos, evocaron la pista de una bomba a bordo del Airbus de la aerolínea rusa Metrojet que se dirigía a San Petersburgo (Rusia) desde Sharm el Sheij (Egipto).

"Lo más probables es que hubiera un explosivo a bordo del avión", declaró el lunes en CNN el ministro británico de Relaciones Exteriores, Philip Hammond, de visita en Washington para reunirse con su homólogo estadounidense John Kerry. "Existe una fuerte probabilidad de que EI esté implicado", añadió.

Israel, país fronterizo con el Sinaí egipcio, señaló también este lunes que probablemente se trató de un atentado. 

Airbus por su parte sugirió que el aparato A321 no está en tela de juicio. "De acuerdo a los datos de la investigación recibidos, no se constató una disfunción (en el aparato)", dijo este lunes un vocero del grupo aeronáutico a la AFP.

Golpe muy duro para el turismo 

Centenares de turistas, rusos y británicos la mayoría, esperaban en el aeropuerto de Sharm el Sheij para regresar a su país a bordo de aviones fletados por Moscú y Londres.

La seguridad fue reforzada a la entrada del aeropuerto, donde todos los vehículos estaban siendo controlados escrupulosamente, constató un periodista de la AFP. Cerca de algunas playas los policías eran más numerosos que los turistas. 

"Hay cámaras por todas partes y policías de paisano para velar por la seguridad de los turistas en Sharm", resumió un oficial a la entrada de Nama Bay, uno de los centros comerciales y de ocio más visitados de Sharm el Sheij, anuncio el lunes que 25.000 ciudadanos rusos fueron repatriados, de los 80.000 turistas del país censados en Sharm el Sheij y en las estaciones balnearias del mar Rojo tras la tragedia del avión.

Londres, por su parte, anunció que ha repatriado a 5.000 de los 20.000 turistas británicos presentes a bordo del mar Rojo después del drama.

El ministerio del Interior anunció, por otra parte, este lunes que la policía mató en El Cairo a uno de los principales dirigentes de EI, Ashraf Alí Hasanein al Gharabli, acusado de organizar atentados contra las fuerzas de seguridad, ordenar la decapitación de un croata y la muerte de un estadounidense empleado de una compañía petrolera.

Un golpe duro para el turismo 

El gobierno egipcio no oculta su irritación ante las imágenes de los turistas marchándose de las playas de la región y estima desde un principio que tanto Londres como Washington han exagerado y se han anticipado a los resultados de la investigación.

Esta catástrofe aérea supone un revés para el turismo egipcio, ya afectado por el período de inestabilidad posterior a la caída del presidente Hosni Mubarak en 2011 en una revuelta.

El año pasado Egipto sumó 10 millones de visitantes, cinco millones menos que en 2010. La mayoría de ellos fueron a Sharm el Sheij para disfrutar de sus playas y sus hoteles de lujo, mientras que la frecuentación fue escasa en los sitios arqueológicos, alrededor de Luxor.

Según responsables del sector turístico en Moscú, una quinta parte de los turistas rusos escogen pasar sus vacaciones en el país de los faraones.

Los británicos, otra clientela de peso, podrían dejar de ir "de momento" al país árabe, apunta Derek Moore, presidente de la Asociación de Touroperadores Independientes (AITO), con 120 miembros y sede en Londres.

Otros países occidentales, entre ellos Francia, también desaconsejan viajar a Sharm el Sheij. 

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