Clérigo más que comandante militar.

Es uno de los pocos datos ciertos sobre el nuevo líder del Talibán, el mulá Mawlawi Hibatullah Akhundzada.

Su nombramiento como nuevo "príncipe de los creyentes" fue anunciado cinco días después de la muerte durante un ataque con dron estadounidense de su antecesor, el mulá Akhtar Mansur, del que era segundo en comando.

No se sabe su edad exacta, pero se cree que Hibatullah Akhundzada nació hace unos 50 años en la provincia de Kandahar, en el sur de Afganistán, baluarte del grupo fundamentalista islámico que hoy dirige.

El nuevo jefe del Talibán tomó las armas desde muy joven y pasó posteriormente a ocupar cargos clave en los tribunales judiciales del movimiento insurgente.

Ha sido responsable de impartir gran parte de lasfatwas (u órdenes religiosas), que pregonan una doctrina extremista en la que se condena la educación de las mujeres.

En la actualidad, el mulá Hibatullah es considerado el principal responsable del sistema judicial del Talibán.

Guerra civil

El nuevo líder del Talibán combatió contra las tropas soviéticas que invadieron Afganistán en 1979 para apoyar al gobierno comunista en su lucha contra otras facciones.

Tras el fin de la ocupación soviética, en 1989, el país se vió inmerso en una devastadora guerra civil entre distintos grupos de guerrilleros islámicos conocidos como muyahidines, que dejó según estimaciones más de un millón de muertos.

El Talibán ha venido ganando territorio a través de crecientes ataques en Afganistán.


Veteranos de la guerra contra la invasión soviética fundaron el Talibán en medio de la guerra civil. El grupo tomó Kabul en 1996 y comenzó a implantar su régimen islámico extremista.

Durante el gobierno del Talibán, liderado por el mulá Omar, Hibatullah ocupó los cargos de vicepresidente del Tribunal Supremo de Afganistán y presidente del Tribunal Supremo militar.

Cuando Estados Unidos lideró la invasión de Afganistán en 2001, tras los atentados del 11 de setiembre, Hibatullah huyó a Pakistán, al igual que muchos líderes del Talibán.

Se cree que allí dirigió una escuela religiosa o madrasa cerca de la localidad de Quetta. También se asegura que mantiene vínculos estrechos con un importante grupo Talibán basado en esa ciudad paquistaní.

Cadena de comando

Hibatullah se ha convertido ahora en el tercer "príncipe de los creyentes", como el Talibán designa a su líder máximo, tras el fallecimiento del mulá Omar y el mulá Mansur.

El mulá Omar murió en 2013, pero su muerte no fue anunciada sino hasta julio del año pasado.

El mulá Mansur murió en un ataque con dron del ejército estadounidense.


Otra figura crucial del Talibán, y que muchos consideraban un posible sucesor de Mansur, es Sirajudin Haqqani, que pasaría a ser lugarteniente del nuevo líder.

El mulá Yaquba, de unos 20 años, hijo de Omar, sería el tercero en la línea de comando.

Hibatullah deberá lidiar con la profunda fragmentación que produjo el nombramiento de su antecesor, que dio lugar incluso a un enfrentamiento militar abierto entre los leales a Mansur y a otro grupo liderado por el mulá Rasul.

Conversaciones de paz

El Talibán han ido ganando terreno desde el fin de la misión de la OTAN en Afganistán en 2014 y actualmente ocupa vastas regiones del país, mientras que el ejército afgano se ha visto plagado de acusaciones de corrupción.

Los talibanes han impuesto en las zonas que controlan su doctrina extremista que condena la educación de las mujeres.


La pregunta clave en torno de Hibatullah es si entrará en las negociaciones de paz iniciadas el año pasado por el gobierno para poner fin a 15 años de conflicto y que fueron suspendidas tras el anuncio de la muerte del mulá Omar.

"Hibatullah proviene de zonas que son baluarte del Talibán y su nombramiento parece haber sido una elección aceptable para la mayoría de los líderes regionales", dijo Waheed Massoud, editor del servicio de la BBC para Afganistán.

"Es poco problable que veamos un cambio significativo en la postura del Talibán en torno a las conversaciones de paz. Después de todo Hibatullah era el lugarteniente del antiguo líder".

Desde 2001 la guerra ha costado la vida de más de 90.000 afganos, incluyendo cerca de 26.000 civiles, según un estudio de la Universidad de Brown, en Estados Unidos.

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