No se atreve a salir al jardín de su casa por seguridad, pero lleva una vida tranquila, o eso asegura Darren Wilson, el policía que hace un año mató en el suburbio estadounidense de Ferguson al joven Michael Brown, en un incidente que causó fuertes protestas en todo el país.
Wilson ha pasado todo este tiempo en la sombra. Sin embargo, acaba de romper su silencio en una entrevista concedida a la revista The New Yorker.
Mantiene un perfil bajo y vive con su esposa Barb, exagente de policía de Ferguson y su hija, nacida en marzo, en un lugar no revelado a las afueras de Saint Luis.
Wilson tiene su casa rodeada de cámaras de seguridad sincronizadas con su teléfono móvil para vigilar la posible entrada de extraños .
Asegura que llegó a recibir amenazas con hacer daño al bebé. Cuando su esposa fue al hospital a dar a luz, le pidió que se inscribiera con otro nombre.
Wilson salió de su vehículo y disparó a Brown tras un altercado en el que dijo haber temido por su vida.
En cuanto al trabajo, se ha presentado a varios empleos para diferentes puestos de policía pero nadie quiere arriesgarse. Todavía es un "tema caliente".
Wilson, que quedó suspendido de su puesto tras el incidente, finalmente renunció su trabajo en noviembre. Lo hizo en medio de la controversia generada por la decisión de un gran jurado de no procesarlo.
Entonces, aseguró tener la conciencia tranquila pero le dijo a un periódico local que no quería que nadie más resultara lastimado y esperaba que su renuncia ayudara a la comunidad a sanar sus heridas.
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Pese a las condiciones en la que vive, Wilson no está solo.
También hay quien lo apoya, incluso que lo considera un héroe y, en este periodo, sus partidarios han recolectado medio millón de dólares para pagar sus gastos legales y que pudiera comprar una nueva casa para mudarse.
La ciudad estuvo varios días en estado de emergencia. El gobernador decretó un toque de queda para evitar los disturbios que comenzaban al anochecer.
Pero Wilson sabe que acciones como esas no hacen más que profundizar en resentimiento de quienes creen que debería ser castigado por lo sucedido.
El exagente de policía contó en su versión de los hechos que Brown lo había golpeado y empujado hacia su automóvil. Wilson dijo que dada la corpulencia y fuerza del joven, temió por su vida.
Los testigos aseguraron que el adolescente estaba con las manos en alto en señal de rendición cuando Wilson le disparó seis veces.
El último año
En marzo, el Departamento de Justicia emitió dos informes, uno exoneró a Wilson de haber violado los derechos civiles de Brown, al considerar que no había pruebas para negar la "creencia subjetiva declarada por Wilson de que temía por su seguridad", indicó el informe.
El otro, acusó al Departamento de Policía de Ferguson de discriminación y uso excesivo de la fuerza contra la comunidad negra, con elevadas cifras de detenciones injustificadas de afroestadounidenses.
El informe reveló datos como que en los últimos dos años los ciudadanos negros de Ferguson, que son el 67 % de la población, fueron objeto del 85 % de las detenciones de tráfico y el 88 % de los casos en los que la Policía empleó la fuerza.
Wilson dice que no leyó el informe. Y no piensa a hacerlo.
"No tengo ningún deseo. No voy a continuar viviendo en el pasado sobre lo que Ferguson hizo. Está fuera de mi control", asegura.
El exoficial defiende que las tensiones con la policía "no son un asunto racial".
Nueva demanda
Pero la familia de Michael Brown no se da por vencida.
La familia de Michael Brown interpuso una demanda civil que está siendo analizada por una corte federal.
En abril de este año, la familia de Brown interpuso una demanda civil contra la ciudad de Ferguson, contra el exjefe del Departamento de Policía de la ciudad, Thomas Jackson, y contra Wilson.
Los abogados de la familia plantean que Wilson "hizo uso excesivo e inconstitucional de la fuerza contra Michael Brown privándole de su derecho a la vida, garantizado por la constitución".
Consideran además que Brown no recibió "protección equitativa bajo la ley porque era un ciudadano afroamericano" y acusan al exagente de "destruir evidencias e interferir en la investigación".
El caso está siendo analizado por una corte federal.
A Wilson no le gusta hablar de Brown. Dice que no piensa mucho en lo que pasó aunque "tiene" que pensarlo puesto que sus padres lo han demandado.
Este fin de semana habrá actos conmemorativos para recordar a Brown.
Conciertos, una marcha silenciosa y una jornada de desobediencia civil, el lunes 10 de agosto, figuran en el programa.
¿Era Michael Brown alguien "malo" o una persona que se vio envuelta en una mala situación? Le pregunta el periodista de The New Yorker.
"Solo lo conocí en esos 45 segundos en los que intentó matarme, así que no sé", responde.
Otros casos
En este último año también una serie de episodios policiales que han acabado con la muerte de afroamericanos a manos de agentes, lo que ha abierto viejas heridas y ha llevado a muchos a cuestionarse si el racismo y la violencia policial son temas del pasado o están más vigentes que nunca.
Uno de los casos más sonados fue el de Eric Garner, el hombre negro de 46 años que murió en Staten Island en julio asfixiado por una llave estragulatoria que le practicó el policía de Nueva York Daniel Pantaleo.
En diciembre, el oficial fue exonerado y de nuevo se avivaron las protestas en ciudades como Nueva York, Washington y Los Ángeles.
La muerte de Brown y de otros afroamericanos a manos de la policía desataron una oleada de protestas nacionales al grito de "Black Lives Matter", que se convirtió en un movimiento que busca un cambio en el trato de la policía a las minorías.
Otro tuvo lugar el pasado abril, en Carolina del Sur, donde el agente Michael Slager disparó y mató a Walter Scott, también de raza negra, alegando que le había robado su arma de descarga eléctrica.
Esa fue su versión y la de otro agente. Pero un transeúnte grabó cómo tras un breve intercambio de palabras con el agente, Scott echó a correr y el policía le disparó por la espalda. Slager fue acusado de asesinato el pasado junio.
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Activistas de derechos civiles y ciudadanos han mantenido viva la campaña "BlackLivesMatter" (La vida de los negros importa).
La frase surgió en las protestas tras la muerte de Brown en protestas y se extendió por las redes sociales como la consigna principal contra los abusos que sufren los afroestadounidenses de la policía.
Ya es un movimiento nacional para llamar la atención de todo el mundo sobre la situación de la comunidad negra en el país.