La bomba de hidrógeno, o "Bomba H", es el arma más poderosa actualmente disponible en el planeta, como le confirmó a BBC Mundo el Dr. Matthias Grosse Perdekamp, que imparte una clase sobre armas nucleares y control de armas en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
De hecho, hasta la fecha ninguna explosión ha superado la potencia de la "Bomba del Zar", una bomba de hidrógeno de 50 megatones, el equivalente a 50 millones de toneladas de TNT, probada por la Unión Soviética en octubre de 1961.
Esta bomba fue unas 3.000 veces más poderosa que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, la primera de la historia jamás empleada en un conflicto bélico.
50 megatones es también una potencia 100 veces superior a lo que, según el profesor Grosse Perdekamp, se considera el límite alcanzable con el proceso de fisión nuclear empleado para las bombas nucleares más convencionales: 50 kilotones, el equivalente a 500.000 toneladas de TNT.
"En contraste, la potencia que se puede alcanzar con la fusión nuclear (el proceso detrás de las bombas de hidrógeno) básicamente no tiene límites", le explicó a BBC Mundo el experto.
"Los únicos límites son los asociados al sistema de despliegue (del arma): el avión que transporta la bomba, o el misil armado con una cabeza nuclear", agregó.
Fisión y fusión
La diferencia técnica básica es que en el proceso de fisión de las llamadas bombas atómicas, como las de Hiroshima y Nagasaki, los núcleos de los átomos de sustancias como el uranio 235 o el plutonio 240 se dividen en átomos más pequeños para liberar energía.
Y los científicos nucleares solo han logrado realizar el proceso por un número limitado de veces, lo que significa que la energía que puede liberarse tiene un límite: los 50 kilotones apuntados por Grosse Pederkamp.
En cambio la fusión, el proceso clave detrás las bombas de hidrógeno, es un proceso inverso: los núcleos de los átomos de unos componentes radiactivos del hidrógeno –deuterio y tritio– se unen para formar núcleos más grandes.
Y este proceso puede realizarse infinitas veces, por lo que teóricamente no hay límites en la potencia que se puede alcanzar.
Según el profesor de la Universidad de Illinois, sin embargo, en la práctica las armas de este tipo por lo general no sobrepasan el megatón de potencia, pues una explosión mucho mayor rara vez es necesaria desde un punto de vista estratégico militar.
"A partir de cierto punto no tiene sentido destruir un lugar completamente y resulta más efectivo bombardear otra ubicación. Entonces en lugar de una bomba inmensa es más efectivo tener varias bombas de menor potencia", le dijo a la BBC.
El poder del sol
La fusión nuclear es además un proceso mucho más complejo. Y por eso Grosse Pederkamp duda de la veracidad del anuncio de Corea del Norte.
Y es que, entre otras cosas, para hacerla posible antes hay que controlar también el proceso de fisión.
"Básicamente cada bomba de fusión incluye también una pequeña bomba de fisión", explica el físico.
La primera explosión nuclear se encarga de generar la elevadísima temperatura necesaria para que se compriman los isótopos de hidrógeno, lo que explica por qué este tipo de bombas también son llamadas termonucleares.
Y la potencia final estará determinada por el volumen de hidrógeno (o mejor dicho de sus isotopos radioactivos: deuterio y tiritio).
"La energía nuclear liberada en la fusión tiene el mismo origen que la energía que sostiene la vida en la Tierra: la energía del sol", recuerda Grosse Pederkamp.
Solo que en el caso de las bombas de hidrógeno su objetivo no es hacer posible la vida, sino la destrucción.