El ejército israelí publicó el jueves las conclusiones de una primera investigación sobre sus propios fallos de seguridad durante el devastador ataque de Hamás del 7 de octubre, reconociendo que no protegió a los residentes de una de las comunidades más afectadas, el kibutz Be'eri.

Más de 100 personas murieron en el ataque contra Be'eri, una comunidad de unos 1.000 habitantes, y 32 fueron llevadas como rehenes a Gaza, 11 de las cuales siguen allí.

La investigación examinó la cadena de acontecimientos del día, los combates y la conducta de las fuerzas de seguridad, dijeron los militares. Algunos de los detalles ya fueron revelados por Reuters y otros medios de comunicación en las semanas posteriores al ataque.

Aunque reconoció su propio fracaso a la hora de proteger a los civiles del kibutz, el ejército alabó la valentía de los residentes de Be'eri, incluido su equipo de respuesta rápida, que a pesar de estar ampliamente superados en número, intentaron repeler a los militantes invasores.

Según la investigación, el ejército israelí no estaba preparado para una infiltración masiva de militantes, no contaba con fuerzas suficientes en la zona, no tuvo una idea clara de los acontecimientos hasta el mediodía -horas después de que comenzara el ataque-, no alertó adecuadamente a los residentes de Be'eri y su combate no estuvo coordinado.

La investigación, sin embargo, no halló fallos en los disparos de los tanques contra una casa en la que los militantes mantenían secuestradas a unas 15 personas, un incidente que suscitó críticas en Israel por haber puesto a civiles en peligro.

El ministro de Defensa, Yoav Gallant, pidió una investigación estatal sobre los fallos de seguridad del 7 de octubre, el día más letal de la historia de Israel y el peor ataque contra judíos desde el Holocausto.

Según dijo, la investigación debería investigar al propio Gallant y al primer ministro Benjamin Netanyahu, que rechazó en el pasado los pedidos para que se forme una investigación estatal.

Publicidad