El presidente argentino, Javier Milei, inició el martes su visita a Israel con una polémica declaración, al anunciar nada más bajar del avión el "plan" altamente sensible de trasladar a Jerusalén la embajada que su país tiene actualmente cerca de Tel Aviv.
En su segundo viaje al extranjero desde que asumió la presidencia en diciembre, Milei afirmó que quiere así expresar su "apoyo al pueblo de Israel" y "defender la legítima defensa" del Estado hebreo frente a "los terroristas" del movimiento islamista palestino Hamás.
Tras su llegada, el presidente argentino visitó el Muro de los Lamentos, en Jerusalén Este, el lugar de oración más sagrado para los judíos, donde fue recibido por una multitud entusiasta.
Algunos de los presentes gritaron su lema de campaña "¡Viva la libertad, carajo!" en castellano, y otros ondeaban banderas argentinas. Milei parecía emocionado, con los ojos enrojecidos, al acercarse al muro. Allí pasó varios minutos, con la frente tocando las piedras y los brazos extendidos, observó una periodista de la AFP.
El miércoles, tiene previsto reunirse con el primer ministro Benjamin Netanayahu.
Durante su viaje, Milei mantendrá encuentros con empresarios y rabinos, visitará el museo del Holocausto, Yad Vashem, y se desplazará a uno de los kibutz asaltados por los comandos de Hamás, que el 7 de octubre lanzaron un ataque sorpresa en el sur de Israel que se saldó con unos 1.160 muertos.
De Israel, Milei viajará a Italia, para mantener un encuentro con el papa Francisco el lunes en el Vaticano y reunirse con el presidente italiano, Sergio Mattarella, y con la primera ministra, Giorgia Meloni.