La ejecución de 47 personas acusadas de terrorismo por las autoridades de Arabia Saudita, incluyendo la de un reconocido clérigo chiita, provocó la condena de parte de la comunidad internacional y desató un conflicto diplomático con Irán.

Los gobiernos de varias potencias occidentales, incluyendo Estados Unidos, cuestionaron las ejecuciones, aunque desde algunas organizaciones de derechos humanos se lamentó que no lo hicieran con la fuerza con la que suelen condenar este tipo de situaciones cuando ocurren en otros países.

Es más, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó en los "más duros términos" los ataques que, como reacción a las 47 ejecuciones de Riad, se produjeron contra instalaciones diplomáticas sauditas en Irán.

Pero en el comunicado difundido por el organismo el lunes por la noche no hacía mención alguna a las ejecuciones mismas, aunque pedía a ambas naciones tomar medidas para reducir la tensión.

Ello contrasta con la reacción de Irán, principal rival chiita del reino saudita, que fue contundente al rechazar la ejecución del clérigo Nimr al Nimr, lo que provocó la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Violaciones de derechos y wahabismo

Ante esto, varias organizaciones y expertos independientes hablan de la necesidad de que Occidente critique con más contundencia a Arabia Saudita.

Uno de los motivos que mencionan son las violaciones de derechos humanoscometidas por este país del Golfo Pérsico —Amnistía Internacional ha identificado diez tipos distintos—, y subyugación a la que son sometidas las mujeres.

Arabia Saudita es la única nación del mundo en la que las mujeres tienen prohibido conducir, y un sistema de tutela las obliga a pedir consentimiento para todo a los hombres.

Pero los expertos hablan también del wahabismo, la ideología que el reino saudita ha exportado además del petróleo, como motivo de condena.

Es una forma estricta y conservadora del islamismo, hoy en día la religión oficial de Arabia Saudita. Y algunos afirman que esta vertiente es "el padre ideológico" de Estado Islámico y, previamente, de al Qaeda.

En las décadas de 1960 y 1970 los dirigentes sauditas invirtieron millones de dólares en campañas educativas, construyeron miles de mezquitas, imprimieron millones de ejemplares del Corán para distribuir gratuitamente, establecieron la Universidad de Al Madinah para que estudiantes becados de todo el mundo pudieran estudiar religión y después regresar a sus países a enseñarla.

Todo con el objetivo de promover el wahabismo en el mundo.

Y hay quienes afirman que al exportar el wahabismo Arabia Saudita ayudó voluntariamente a conseguir reclutas para Estado Islámico y al Qaeda

Viejos aliados

Aún así, Occidente es tímido a la hora de criticar al reino saudita.

"El Departamento de Estado (de EE.UU) hizo una declaración el sábado en relación con las ejecuciones, especialmente por la del clérigo. Es cierto que no fue tan fuerte como pudo haber sido y no tan dura como se habría esperado", señaló en conversación con BBC Mundo Perry Cammack, analista del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington.

El experto explicó que la reacción del gobierno estadounidense se debió al vínculo que tiene con Riad.

"Cuando estás en el marco de una confrontación es más natural ser crítico con estas cosas que cuando se trata de criticar a un socio estratégico con el que has tenido una relación cercana durante décadas", apuntó el experto sobre la relación entre ambos países.

Aunque sugirió la posibilidad de que en privado Washington haya levantado la voz con más fuerza.

Cammack recordó que EE.UU. y Arabia Saudita son aliados desde la II Guerra Mundial, aunque "el número de áreas en las que la cooperación entre ambos es muy cercana se ha ido reduciendo con los años".

"Hay muchos temas en los que Washington y Riad no se entienden", apuntó.

Sin embargo, Arabia Saudita sigue siendo la gran aliada no solo de EE.UU. sino de Occidente en Oriente Medio, y la que facilita y apoya su presencia en la región.

Esa es, según los expertos, una de las razones por las que Occidente no critica con más fuerza al reino.

Petróleo y dinero

Pero también hay otras razones. Mariano Aguirre, director del Centro Noruego para la Construcción de la Paz, con sede en Oslo, señala que hay numerosos intereses que explican este comportamiento.

En primer lugar, destaca que Arabia Saudita ha sido durante décadas el principal exportador mundial de crudos.

Esa riqueza petrolera permitió, según Aguirre, que Riad se convirtiera en un gran inversor en los grandes centros financieros del mundo, como Londres.

"Eso acarreó un fuerte clientelismo en el sector financiero internacional que persiste hasta hoy", señala en conversación con BBC Mundo.

El experto agrega que Arabia Saudita es uno de los principales compradores de armamento en el mundo, tanto de Estados Unidos como de Europa Occidental.

Además, Aguirre asegura que se ha convertido en una gran fuente de oportunidades para los inversores internacionales al promover la construcción de grandes infraestructuras en su territorio, con impuestos bajos y una mano de obra barata que no se puede sindicalizar.

Desde el punto de vista geopolítico, el experto señala que desde la revolución iraní Arabia Saudita ha sido vista como una gran aliada de Occidente en esa región del mundo.

"Eso resulta una paradoja pues ha sido allí donde se ha alimentado la ideología radical del wahabismo", la rama del islam sunita en la que supuestamente se inspiran organizaciones como Al Qaeda y el autodenominado Estado Islámico.

"Parte insignificante"

Pero que Occidente no condene el historial de violaciones a los derechos humanos del régimen del rey Salman bin Abdulaziz tiene que ver también con el poco peso que este tema tiene en las agendas internacionales, reclaman las organizaciones.

Este historial se extiende más allá de la aplicación de la pena de muerte, según la organización Amnistía Internacional (AI).

Esteban Beltrán, director de la sección española de AI, afirma que han identificado diez tipos de violaciones graves a los derechos humanos en Arabia Saudita, incluyendo la aplicación de penas crueles e inhumanas, la discriminación sistemática de la mujer y el uso de leyes antiterroristas para perseguir a los defensores de derechos humanos.

"Hay muy pocos países como Arabia Saudita en los que ocurren tal cantidad de violaciones graves y, al mismo tiempo, son tratados con tanta benevolencia por parte de la comunidad internacional", apunta Beltrán en conversación con BBC Mundo.

El representante de AI lamenta que cuando se trata de Arabia Saudita para muchos gobiernos europeos los derechos humanos son una parte insignificante de sus declaraciones públicas y que los que sí hablan de ello lo hacen con poca contundencia.

"En el caso de los países de la Unión Europea, muchas veces dejan que estas declaraciones las haga la Comisión Europea para que así no aparezca ningún país en concreto haciendo la crítica", afirma.

El hecho de que Arabia Saudita ocupe uno de los 47 asientos en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, donde además preside uno de sus paneles más importantes, también ha generado controversia.

En Reino Unido, los líderes del partido Liberal Demócrata y de Los Verdes han pedido explicaciones al gobierno del primer ministro David Cameron.

Algunas fuentes señalan que algunas naciones occidentales aliadas de Riad fueron clave para que Arabia Saudita ingresara a ese importante órgano de la ONU.

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