La automotriz estadounidense Ford hizo este martes un anuncio que tomó por sorpresa a muchos, tanto en Estados Unidos como en México.
La compañía dijo que piensa cancelar una inversión de US$1.600 millones prevista para construir una nueva planta en territorio mexicano, un proyecto que había sido cuestionado por el presidente electo de EE.UU., Donald Trump, y cuya marcha atrás lamentó el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Ford -el segundo mayor fabricante de automóviles de EE.UU.- dio dos razones fundamentales para la cancelación: las condiciones actuales del mercado y la llegada a la presidencia estadounidense de Trump.
¿Por qué el mercado actual y el "factor Trump" dejaron a la ciudad mexicana de San Luis Potosí, en el centro de México, sin una planta que calculaba emplear a 2.800 personas?
El presidente ejecutivo de Ford, Mark Fields, le dijo a la BBC que la decisión se debió principalmente a una "caída dramática de la demanda de automóviles pequeños en Norteamérica".
Pero agregó que otro factor fue el "ambiente de negocios más favorable en Estados Unidos que vemos bajo el presidente electo Trump y algunas de las políticas de crecimiento de las que ha estado hablando".
"Eso sí jugó un papel y es un voto de confianza de que puede cumplir con estas cosas", agregó.
Por su parte, el gobierno del presidente mexicano Enrique Peña Nieto ya lamentó la marcha atrás anunciada por Ford.
"El gobierno de México lamenta la decisión de Ford Motor Company de la cancelación del proyecto (...) y ha asegurado la reposición por parte de la compañía de cualquier erogación realizada por el gobierno estatal para la facilitación de esta inversión", señaló la Secretaría de Economía en un comunicado.
En qué queda el proyecto cuestionado por Trump
El proyecto del gigante automotor había sido cuestionado por el mandatario electo de Estados Unidos con anterioridad, al igual que otros planes de fábricas de autos estadounidenses en México.
Ford había anunciado en abril de 2016 una millonaria inversión para una planta en San Luis Potosí, en la que tenía previsto producir la nueva generación del modelo Focus.
La caída en las ventas de autos pequeños permitió que esta tasa de producción pase a otra fábrica de Ford en México ubicada en la ciudad de Hermosillo, estado de Sonora.
"Para mejorar la rentabilidad de la compañía", explicó la firma.
La empresa anticipó, además, que invertirá US$700 millones en la fábrica de Flat Rock (Michigan) y que creará 700 puestos de trabajo directos, además de proteger otros 3.500 empleos estadounidenses con su decisión.
"Esta inversión incremental en la Planta de Ensamblaje de Flat Rock tiene origen en los US$1.600 millones que la compañía previamente ha planeado invertir en la nueva planta en México", dijo la empresa en un comunicado.
La planta que no será
La fábrica de ensamblaje de vehículos que Ford planeaba construir en San Luis Potosí iba a estar operativa en 2018 y calculaba emplear unas 2.800 personas para 2020.
En el lugar ya se habían realizado los primeros trabajos para preparar el terreno de cara a la construcción de la fábrica y la firma había contratado a 60 personas que se encontraban en fase de capacitación.
El titular de la Secretaría de Desarrollo Económico del gobierno del estado (Sedeco), Gustavo Puente Orozco, había dicho en noviembre que en caso de romperse el acuerdo firmado habría penalidades.
En agosto pasado, el director de la empresa en el país, Gabriel López, aseguró que la nueva planta era un "éxito para México".
"No sólo porque vamos a sumar una planta más a las cuatro que tenemos (dos para vehículos, una de motores y una de transmisiones), sino por la relevancia que está cobrando el país dentro de la corporación", señaló.
México representa para Ford el 6% de su producción mundial y emplea en el país a casi 9.000 trabajadores.
Ford es el quinto productor de vehículos en México, por detrás de Nissan, General Motors, Fiat-Chrysler y Volkswagen.
Tras conocerse la decisión de la compañía, el gobierno mexicano señaló que el crecimiento de Ford en América del Norte "ha respondido a una estrategia de competitividad basada en cadenas globales de valor, en donde Norteamérica compite con otras regiones del mundo".
"Los empleos generados en México han contribuido a mantener empleos manufactureros en Estados Unidos, que de otra forma hubieran desaparecido ante la competencia asiática", agregó.
Trump vs. Ford
Los planes de Ford en México habían sido objeto de cuestionamientos por parte del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump.
El republicano aseguró durante su campaña que no iba a permitir que el segundo mayor fabricante de automóviles en Estados Unidos abriera una nueva planta en México y que impondría aranceles a los vehículos importados por la empresa.
Fields, negó en una entrevista con CNN que se haya tratado de una concesión al mandatario electo.
"No hemos llegado a un acuerdo con Trump. Lo hemos hecho por nuestro negocio. Nuestros anuncios de hoy son un voto de confianza para la economía de Estados Unidos".
"Es literalmente un voto de confianza en torno a algunas de las políticas de crecimiento que (Trump) ha estado esbozando", agregó el presidente de Ford, "y es por eso que estamos tomando esta decisión de invertir aquí en Estados Unidos y en nuestra planta aquí en Michigan".
...y contra General Motors
Poco antes del anuncio de Ford, Trump lanzó una amenaza de represalia económica a la General Motors, la mayor firma automotriz de su país.
El magnate que se dispone a asumir la presidencia estadounidense el próximo 20 de enero, advirtió en su cuenta de Twitter que "General Motors está enviando un modelo hecho en México del Chevrolet Cruze, a concesionarios de autos estadounidenses sin pagar impuestos a través de la frontera".
"¡Fabríquenlo en Estados Unidos o paguen un alto impuesto en la frontera!", dijo.
Trump advirtió repetidamente en su campaña que emprendería acciones contra firmas estadounidenses que fabrican productos en México aprovechando los salarios más bajos y la existencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés).