Este viernes la jefatura de la Policía Antidisturbios del Estado alemán de Sajonia informó que un miembro de esa fuerza había sido suspendido tras ser acusado de entregar información confidencial al autodenominado Grupo Freital, una organización de extrema derecha bajo sospecha de orquestar actividades de índole terrorista en Alemania. Un proceso disciplinario ha sido puesto en marcha para que la Fiscalía de Dresde investigue exhaustivamente al funcionario y sus presuntos contactos con la escena neonazi.

Varios dirigentes de ese grupo extremista confesaron haber recibido del agente en cuestión información sobre el lugar y la duración de las operaciones de la Bereitschaftspolizei; así se define en Alemania a las unidades policiales de refuerzo y reacción rápida. La Fiscalía General de la República ha entablado demandas contra ocho miembros del Grupo Freital –siete hombres y una mujer– por intento de homicidio, entre otros delitos. A ellos se les atribuyen atentados contra solicitantes de asilo y adversarios políticos desde julio de 2015.

Ellos serán enjuiciados por ataques perpetrados contra residencias de refugiados y contra el automóvil de un miembro del Consejo de la ciudad que representa al partido La Izquierda. Algunos de estos neonazis son objeto de prisión preventiva desde noviembre de 2015. La Fiscalía de Dresde es blanco de severas críticas por iniciar sus pesquisas meses después de que los miembros del Grupo Freital señalaran al policía sajón con nombre y apellido a finales del año pasado. Las investigaciones se hicieron púbicas hace apenas unos días.

La presencia de agentes que simpatizan con grupos extremistas en el seno de las fuerzas de seguridad y las agencias de inteligencia de Alemania es un problema serio para el Estado. Hace pocos días, el pasado 29 de noviembre, un empleado de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución Alemana (BfV) –a cargo de vigilar las actividades de grupos considerados extremistas– fue arrestado por filtrar información confidencial. El sujeto operaba encubierto para monitorizar a los miembros más radicales de los círculos islamistas.

Algunas semanas antes, el 4 de noviembre, se cumplieron cinco años del descubrimiento fortuito de los crímenes cometidos sistemáticamente por la organización terrorista de ultraderecha Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU, sus siglas en alemán). La confianza de muchos extranjeros y descendientes de inmigrantes en el Estado alemán ha sufrido un duro golpe desde 2011 debido a acciones y omisiones recurrentes que han impedido arrojar luz sobre la NSU y las agencias estatales que la han encubierto.

Una de las integrantes de la NSU, Beate Zschäpeestá siendo enjuiciada bajo cargos de complicidad. Junto a ella están siendo procesados cuatro presuntos ayudantes. Zschäpe ha refutado las imputaciones en su contra. El posible respaldo directo o indirecto recibido por la NSU de funcionarios de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución no ha sido comprobado aún. Documentos que podían haber servido para despejar esa sospecha fueron destruidos.

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