Kevin Butcher, profesor del Departamento de Clásicos e Historia Antigua de la Universidad de Warwick (Reino Unido) explica la amenaza que supone Estado Islámico para la antigua ciudad de Palmira, en Siria.
Palmira está en peligro. Mientras los combatientes de Estado Islámico se enfrentan con fuerzas gubernamentales sirias alrededor del histórico lugar, vale la pena considerar lo que la pérdida de esta maravilla, apodada en inglés "Venice of the Sands" (la Venecia del desierto), implicaría para la herencia cultural del mundo.
Palmira es el último lugar donde alguien podría esperarse encontrar un bosque de columnas de piedra y arcos.
Los viajeros en los siglos XVII y XVIII se asombraron al encontrar un gran campo de ruinas en medio del desierto de Siria, a medio camino entre la costa mediterránea y el valle del río Éufrates.
Para cualquier visitante, sin embargo, la razón principal para la prosperidad del lugar es obvia: Palmira se encuentra en el borde de un oasis de palmeras de dátiles y jardines.
La historia de Palmira empezó como lugar de riego en la ruta comercial desde Oriente, y su mismo nombre se refiere a las palmeras de dátiles que todavía dominan la zona.
El origen de su nombre semítico, Tadmor, está menos claro.
El poder de Palmira
Para tratarse de una ciudad tan remota, Palmira ocupa un lugar prominente en la historia de Medio Oriente.
Desde sus modestos inicios en el siglo I a.c., Palmira creció gradualmente bajo la tutela de Roma hasta que, durante el siglo 3 d.c., los gobernantes de la ciudad retaron al poder romano y crearon un imperio propio que alcanzaba desde Turquía a Egipto.
La historia de su reina Zenobia, que luchó contra el emperador romano Aurelio, es bien conocida, pero lo que se conoce menos es que Palmira también se enfrentó con otro imperio: el de los persas del Imperio Sasánido.
En medio del siglo tercero, cuando los persas invadieron el imperio Romano y capturaron al emperador Valeriano, fueron los habitantes de Palmira los que los derrotaron y los condujeron de vuelta a través del Éufrates.
Durante varias décadas, Roma tuvo que depender del poder de Palmira para sostener su menguante influencia en el Este.
Atributos únicos
Palmira fue un gran logro en el Medio Oriente y no se parecía a ninguna otra ciudad del Imperio Romano.
Era única, cultural y artísticamente. En otras ciudades, las élites terratenientes solían controlar las cosas, mientras que en Palmira una clase mercantil dominaba la vida política, y los habitantes se especializaron en proteger las caravanas comerciales que cruzaban el desierto.
Como Venecia, la ciudad era el centro de una gran red comercial, solo que el desierto era en este caso su mar y los camellos, sus barcos.
Incluso así, la arqueología ha revelado que a los habitantes de Palmira el mar no les era algo extraño.
Viajaban por el Éufrates hasta el Golfo para comerciar con India, e incluso mantenían una presencia en los puertos egipcios del Mar Rojo.
La riqueza que acumularon gracias al comercio de productos exóticos en Oriente la invirtieron en imponentes proyectos arqueológicos en su ciudad natal.
Los restos bien conservados de edificios, como el gran santuario de los Dioses de Palmira, conocido generalmente como Templo de Bel, sobreviven hasta hoy en día.
Amenaza histórica
Las excavaciones revelan una vibrante cultura de Medio Oriente, con su propio sentido de identidad.
Los habitantes de Palmira adornaban con orgullo sus edificios con escritos en su propio lenguaje semita en lugar de depender exclusivamente del griego y del latín, como era la norma en otros lugares.
Palmira desarrolló su propio estilo artístico, y su propia interpretación de la arquitectura clásica.
Los patrones decorativos en sus edificios y en los vestidos de sus habitantes denotan amplias conexiones tanto con el Este como con el Oeste.
En las tumbas de Palmira se han encontrado sedas chinas adornando las momias. Su cultura era cosmopolita y tenía una perspectiva internacional.
Sin embargo, todavía sabemos comparativamente poco.
Solo se han escavado pequeñas partes del lugar. La mayor parte de los restos arqueológicos se encuentran bajo la superficie y no muy enterrados, por lo que son muy vulnerables a los saqueos.
Como otros lugares de Siria, Palmira ha sido indudablemente saqueada durante el conflicto actual.
Pero teniendo en cuenta lo que sucedió con Estado Islámico en Irak, hay razones para temer saqueos sistemáticos y destrucción si Palmira cae en sus manos.
Si esto pasa, un capítulo fundamental de la historia y la cultura de Medio Oriente será una nueva víctima de este trágico conflicto.