El candidato progresista Fernando Haddad recortó de 18 a 12 puntos la amplia distancia que le separa de su rival en la segunda vuelta de las presidenciales del domingo en Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, según un nuevo sondeo divulgado este jueves.
De acuerdo con la encuesta elaborada por la firma Datafolha, Bolsonaro ganaría los comicios con un 56 por ciento de los votos válidos frente al 44 por ciento que obtendría Haddad, sucesor del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
De esta forma, la diferencia entre los dos aspirantes a la presidencia de Brasil se ha reducido seis puntos, con respecto al sondeo de Datafolha divulgado la semana pasada, cuando atribuyó un 59 por ciento para el capitán de la reserva del Ejército y un 41 por ciento para el exministro de Educación.
Este resultado confirma la tendencia reflejada en la encuesta del Instituto Ibope divulgada este martes, que también redujo las distancias y constató en su caso una diferencia entre ambos de catorce puntos al atribuirle 57 por ciento del voto para Bolsonaro frente al 43 por ciento de Haddad.
"Tengo una noticia para ustedes: en Datafolha, en tres días, la distancia entre nosotros cayó tres puntos", celebró Haddad en Twitter.
"Bolsonaro dice que el domingo va a barrer a la oposición. Pues no va a tener oposición porque no va a ser Gobierno. Vamos a darle la vuelta", agregó optimista el candidato del PT.
Las elecciones del domingo son consideradas como las más inciertas en Brasil desde el final de la dictadura en 1985, debido al auge del populismo de ultraderecha.
Bolsonaro, un exmilitar de 63 años calificado como el "Donald Trump brasileño" por su agresivo discurso nacionalista, es criticado por sus elogios a la dictadura y por sus insultos a negros, mujeres y homosexuales.
Pese a ello, muchos votantes apoyan su candidatura por rechazo al PT, que gobernó Brasil durante 13 años bajo los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y Dilma Rousseff (2011-2016).
El partido está implicado en varios escándalos de corrupción ocurridos en los últimos años, así como gran parte de la clase política brasileña.
La última parte de la campaña ha estado marcada por un tono crispado con fuertes cruces de declaraciones entre ambos candidatos y también por la diseminación masiva de contenido falso por redes sociales.